Con inusual claridad y franqueza, en la presentación del Informe de Política Monetaria (IPoM) del Banco Central ante la comisión de Hacienda del Senado, el presidente del instituto emisor, Rodrigo Vergara, ha hecho ver las preocupaciones del Consejo sobre la marcha de la economía nacional. Su visión ha de ser tomada muy en cuenta por quienes llevan las riendas tanto de la política económica como de las decisiones empresariales.

Concuerda la autoridad monetaria con la estimación de consenso sobre la inesperada severidad de la desaceleración de la actividad económica ocurrida en 2014 y el atraso de la recuperación. Aunque, en línea con lo previsto por el Gobierno, pronostica que el alza del dólar, la baja de los intereses y el impulso fiscal reanimarían la demanda externa e interna por el producto nacional durante el 2015, señala que ello aún no se advierte. En parte atribuye el problema al marcado deterioro de las expectativas de los consumidores y los empresarios.

El escenario externo no luce muy auspicioso, según el IPoM. El auge de las materias primas habría llegado a su fin y los intereses en Estados Unidos podrían subir, dañando las perspectivas de las economías emergentes. Hemos visto ya una estrepitosa caída del petróleo, que está causando estragos en Rusia y es posible hunda a Venezuela en una severa crisis fiscal. Pero el petróleo barato es positivo para el crecimiento económico mundial, y Chile -que importa todo su combustible- es ampliamente favorecido. Aunque el cobre también está cayendo, su declinación aún es moderada. Hasta ahora, es más lo que Chile ahorra con la caída del petróleo que lo que pierde en cobre. La preocupación del Banco Central parece ser que la baja del metal rojo se intensifique.

Algunos analistas han planteado que el bajón de la economía nacional ameritaría nuevas rebajas de la tasa de interés. El Banco Central opina distinto: debido a la imprevista aceleración, "por el momento, el accionar de la política ha llegado a su límite". Su exposición destaca que la fuerte rebaja de la tasa de interés de política monetaria -la mayor del mundo a lo largo del año-, aunque puede ejercer efectos benéficos sobre la actividad económica, ha contribuido al alza del dólar y del IPC. Aunque pronostica un pronto retorno de la inflación al 3%, ello exigiría prudencia con la política monetaria para mantener en calma las expectativas inflacionarias y disciplinar las presiones de costos. Aunque el IPoM no se extiende sobre el tema, el escenario previsto para el cobre tampoco favorece una política fiscal más contracíclica porque la merma de los ingresos ampliaría excesivamente el déficit fiscal.

¿Cómo entonces combatir el desaliento de consumidores y empresarios a fin de que reactiven sus compras e inversiones? La tarea es ardua porque -como indica el instituto emisor- el endeudamiento de los hogares ha aumentado y la rentabilidad de las empresas ha disminuido. La llave es devolverles la confianza en el futuro económico del país. En su presentación, Vergara no escabulle el debate sobre el daño que pueda haber ejercido la agenda de reformas que promueve el Gobierno sobre las expectativas económicas. Es natural -dice- que reformas de gran envergadura causen incertidumbre, pero mucho ayudaría que los cambios tan importantes como los que hoy se discuten fuesen fruto de acuerdos lo más amplios posible. Sabio consejo. El diálogo y la negociación pueden ayudar a refrenar los excesos ideológicos y producir soluciones cuerdas.