Señor Director:
En el cuerpo Economía y Negocios del martes, bajo la firma de un prestigioso economista, se publicó
una columna con siete razones para la legalización "gradual y parcial de las drogas actualmente ilegales". Todo lo anterior en un intento por buscar un nuevo diseño de políticas públicas en la materia.
Tal como se indica, con toda honestidad, la idea sería intervenir los precios para acabar con la industria delictiva que acompaña a esta actividad, pero dentro de una propuesta que se sitúa en el campo meramente probabilístico. En efecto, se reconoce que no se sabe con certeza "lo que sucedería con los precios y el consumo de drogas después de su legalización parcial".
A mi entender, lo mejor es no seguir esta propuesta, a lo menos por siete razones que no son económicas: 1) El derecho debe proteger siempre la dignidad del ser humano, sin excepción; 2) "El que causa un daño a otro, se hace un daño a sí mismo" (Tolstoi); 3) La ley es una ordenación de la razón, que debe buscar el bien común; no puede servir de medio para validar una industria que, objetivamente, produce un mal social; 4) Hay niños de por medio que quedarían todavía más indefensos; 5) Las políticas públicas se aplican en seres humano, que son únicos e irrepetibles; 6) El ser humano no es un objeto de derecho, sino un sujeto de derecho. Nunca puede ser tratado como una cosa (salvo para los materialistas de distinto cuño, como los liberales o marxistas), y 7) La experiencia de familias que han padecido este flagelo, todavía sin legalizar, invita a no facilitar el crecimiento exponencial del dolor humano, aunque se busque justificarlo legalmente.
Alejandro Romero SeguelDecano Facultad de Derecho
Universidad de los Andes