Creemos que la mejor cocina es siempre mestiza. Lo es, por ejemplo, la francesa, que recoge influencias españolas e italianas (mencionaremos solo estas), armonizándolas con tal éxito que se crea una realidad nueva.
La cocina de P.F. Chang's es un mestizaje de la gran cocina china y de la estadounidense. Esto no es oficial (como la tex-mex); pero es innegable. Pero el mestizaje no es exitoso. Para que un entrecruzamiento cultural lo sea, es necesario que los elementos intervinientes sean parejamente poderosos. Y no es tal el caso. La cocina estadounidense, siendo buena en su género, no tiene un carácter suficientemente fuerte como para mezclarse con la china y dar origen a algo importante o novedoso, como la cocina nikkei del Perú. Es inimaginable un apple pie chinesco y, de hecho, no existe, que sepamos...
Lo más destacable de la oferta de P.F. Chang's nos pareció un acompañamiento de aperitivo, los crispy green beans ($4.800 por una porción generosa): porotos verdes -una de las verduras más sosas de la creación- pasadas por un buen batido y fritas. De chino, en verdad, no tenían sino lo frito. En cambio, la idea misma de un spiced lamb ($10.900) aromatizado con menta y acompañado de mitades de tomate cherry es, por lo incoherente de sus elementos, dudosa, aparte de que la ejecución, en este caso, estuvo muy mal: el paso por el wok quemó los trozos de cordero, que adquirieron un sabor amargo. De los muchísimos platos de pollo, elegimos uno con salsa de limón y brócoli al vapor ($8.600): aunque la idea era buena, el plato tenía un aspecto mustio y el brócoli yacía exangüe, palidísimo, sobre el pollo.
De calidad aceptable nos parecieron, en cambio, los wraps de hojas frescas de lechuga, que uno arma en la mesa con un picadillo de carne ($6.700). La idea es ya antigua en uno de los mejores restoranes cantoneses de Santiago. Las spare ribs Northern Style ($8.500), en cambio, resultaron secas, no obstante que se cocinan en salsa. Por su parte, la ensalada Shanghai de pepino crudo resultó inferior a otras de Santiago.
El talante práctico de los Estados Unidos se muestra en el menú, que incorpora símbolos para el grado de picante, lo agridulce, lo vegetariano y lo libre de gluten (cosa que apreciarán muchas personas). En la carta hay muchos camarones y pocos pescados, y figuran varios platos chinos convencionales.
Los postres llevan el toque frito, dulce y crujiente que aman los estadounidenses: cream cheese wontons y Chang's Apple crunch ($4.900), ambos escoltados (era de esperarse) por helados.
Servicio amable, pero lento. Precios altos para la calidad. Buenos jugos y limonadas ($2.300). Carta de vinos breve, con clasificaciones curiosas (vinos "cremosos", otros "intensos") que, sin embargo, resultan útiles para los inexpertos. Estacionamiento en Parque Arauco.
Boulevard Parque Arauco. Av. Kennedy 5413, Local 362. 2 22204895.