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Editorial
Viernes 28 de noviembre de 2014
Apoyo profesional de la reforma
Los mejores especialistas de la Concertación en educación han sido ignorados y los que se acercaron en los inicios del Gobierno han quedado al margen con el correr del tiempo...
La tarea de los ministros tiene, sin duda, un carácter político, pero sus componentes técnicos no pueden ser desdeñados. Por esta razón, suele buscarse a los candidatos entre quienes se han desempeñado profesionalmente en el área correspondiente, aunque caben muchas excepciones. Desde luego, no está claro cuál debiera ser la especialidad del ministro del Interior, salvo que se espera de él cierto grado de experiencia política, pues tiene la responsabilidad de conducir al gabinete y mantener el orden público. En Salud ha habido una mayoría de ministros médicos, pero las excepciones han sido muy relevantes. En todos estos casos han sido los asesores profesionales de los secretarios de Estado quienes han puesto sus experiencias al servicio de la orientación política que da el ministro. Incluso en campos que solo han quedado en manos de especialistas, como el Ministerio de Hacienda, los asesores han sido fundamentales en las diversas áreas sobre las cuales tiene responsabilidad ese ministerio.
El actual gobierno ha puesto el énfasis en el tema educacional, que a no dudarlo ha estado entre las mayores preocupaciones nacionales de los últimos años. El ministro que se escogió para tan crítica cartera fue un economista distinguido, con experiencia en gabinetes anteriores durante la Presidencia de Ricardo Lagos. Hasta su nombramiento no se le conocía mayor participación en el sector educacional, salvo el haber creado el sistema de créditos con aval del Estado que ocasionó en parte las protestas estudiantiles. Por esta razón, se esperaba que se rodeara de un importante equipo de técnicos en la materia, con experiencia y contactos políticos importantes. Pero la realidad ha sido distinta.
Los mejores especialistas de la Concertación han sido ignorados y los que se acercaron en los inicios del Gobierno han quedado al margen con el correr del tiempo. El ministro se ha acompañado de asesores jóvenes, sin mayor experiencia en el manejo de las comunicaciones públicas, sin contactos estrechos con los partidos políticos que participan del Gobierno y sin conocer tampoco la administración del Estado. Pero está claro que ha logrado involucrar a ciertos grupos de ex estudiantes, como los de Revolución Democrática y aquellos del Partido Comunista, lo que posiblemente les ha restado fuerza en las calles. Se ha informado de más de medio centenar de asesores del ministro, pero casi ninguno de ellos ha demostrado su capacidad en el campo de la educación. Son varios los periodistas, publicistas y productores de eventos que se unen a personas con cierta experiencia en organizaciones no gubernamentales. Desde luego hay uno que otro político experimentado, aunque no en el campo educacional, tales como Andrés Palma o Adriana Delpiano, pero las personas capacitadas y con experiencia en dicho campo entre sus asesores son pocas, entre ellas el ex decano de la Facultad de Educación de la Universidad de las Américas entre 2009 y 2010. No parece estar en el ministerio, acompañando al ministro economista, lo más preparado en el área que podría ofrecer el país, ni siquiera lo mejor de los partidos de gobierno, pese a la importancia que se le ha dado a la tarea del ministro. Eso puede ayudar a explicar la forma que ha ido tomando la reforma educacional y su dificultad para comunicarla u organizarla. Al parecer, la premura de los jóvenes los ha llevado a atolondrarse en la selección de los primeros pasos de la reforma, dejando de lado el fortalecimiento de las escuelas públicas y de su profesorado.