Señor Director:
En
su última carta, el profesor Dörr reconoce que las ciencias sociales no son exactas y que siempre caben nuevas interpretaciones respecto de los fenómenos humanos, idea que comparto plenamente.
No obstante, su conclusión, en el sentido de esperar evidencias científicas que demuestren "las bondades de la homoparentalidad" u otras que señalen que no hay mejor hogar para un niño que aquel donde hay un papá y una mamá, no resuelve el tema de fondo: ¿qué hacemos como sociedad mientras se realizan dichos estudios?
Me parece que como profesionales de la salud, debemos entender que los diversos tipos de estructuras familiares se están incorporando a los sistemas sociales y educacionales en todo el mundo, incluyendo Chile. En este sentido, más que criticarlos haciendo ver que ese modelo de familia no corresponde al ideal de familia bien constituida, debiésemos dirigir nuestros esfuerzos para detectar las brechas que puedan existir, de manera abierta e integradora, y así ofrecerles a todos los niños la misma calidad de desarrollo. Porque, a fin de cuentas, de eso trata toda esta discusión. ¿O acaso propone prohibir que haya niños criados en otro tipo de hogares que no corresponden al ideal de familia?
Sofía Salas IbarraPrograma de Ética y Políticas Públicas en Reproducción Humana, U. Diego Portales