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Editorial
Jueves 27 de noviembre de 2014
Expresiones inaceptables
El caldeado clima propio de un encuentro futbolístico no es atenuante alguna para permitir que se repitan expresiones racistas. Chile tiene una historia orgullosamente opuesta a este tipo de conductas...
Resultan inaceptables los insultos que ha venido sufriendo en Chile el jugador de fútbol venezolano Emilio Rentería, que integra el club San Marcos de Arica.
En más de una ocasión, este jugador ha sido objeto de ofensas en razón de sus ancestros étnicos y color de piel, voceadas por una parte del público asistente e incluso por un ayudante técnico de un equipo rival. El afectado no ha ocultado su desazón y pena frente a estos hechos, y considera la opción de dejar el país, al no poder "trabajar en paz" y porque "el racismo me tiene cansado".
Sin duda actuó con irreprochable buen criterio y debido rigor el árbitro Julio Bascuñán, que suspendió el partido oficial del fin de semana recién pasado en que esto sucedió, enfrentando la irritación de la "barra" de cuyo seno surgieron tales insultos. Otro tanto ha hecho la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP), al reprochar estos actos, dar los puntos del partido al equipo de Rentería -que al momento de la suspensión del encuentro ganaba por un gol a cero-, y contemplar la posibilidad de citar ante su Tribunal de Disciplina al referido técnico. Y es encomiable que el ministro Secretario General de Gobierno, Álvaro Elizalde, y la ministra del Deporte, Natalia Riffo, hayan invitado sin tardanza al futbolista venezolano al Palacio de la Moneda, para expresarle su apoyo oficial.
Con todo, tales gestos pueden resultar insuficientes a la luz de la sensibilidad que despiertan este tipo de agresiones. Lo ocurrido puede lesionar garantías constitucionales, y bien podría dar lugar a la persecución de responsabilidades jurídicas de todos quienes aparezcan involucrados en tales actos o, como organizadores, no hayan adoptado medidas para impedir su comisión y, peor aun, su reiteración.
Chile no puede permitir que esas expresiones se repitan, como de hecho ha sucedido. A su respecto, el caldeado clima propio de muchos encuentros futbolísticos no constituye atenuante alguna. Las imágenes que dan cuenta de esos actos en el estadio resultan chocantes para la opinión pública y muy dañinos para el prestigio del país dentro y fuera de sus fronteras, con repercusiones que van más allá del campo deportivo. Ellas no se avienen con la idea de una sociedad respetuosa de las personas. Las severas regulaciones de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) frente a conductas de este tipo en el ámbito deportivo tienen fundamento en las experiencias vividas en el continente europeo, y su cumplimiento se exige rigurosamente.
Chile tiene una historia orgullosamente opuesta a este tipo de conductas y el país no puede permitir que ellas se entronicen en ningún espacio de nuestra convivencia.