Es que no puede ser. Mi mujer casi no usa tacos altos. Mis hijas, casi nunca. Se las dan de sencillas.
Pero, después de leer la última investigación de Nicolas Guéguen de la Universidad de Bretaña del Sur en Francia, deberé encomendarles una tarea: si quieren ayuda, pónganse tacos altos.
Nicolas Guéguen publicó el miércoles pasado en el journal Archives of Sexual Behaviour su investigación: básicamente, si una encuestadora usaba tacos altos, los hombres se detenían a responderle más que cuando usaba tacos bajos. También, si una dama en tacos altos dejaba caer un guante, más varones lo recogían y se lo entregaban que si la misma dama usaba tacos bajos.
Las otras mujeres expuestas a la dama en apuros no se veían influidas por los tacos.
También en un bar, las mujeres con tacos altos eran más susceptibles de ser abordadas por los varones que las con tacos bajos.
Tal vez, dice Nicolas Guéguen, como las bellas en la TV usan casi siempre tacos altos, los hombres asocian a quienes usan tacos altos con las que esconden propósitos sexuales. Pero hay que estudiar más el tema, escribe.
¡Pero si él mismo ha demostrado que si quiere ayuda o abordaje, la mujer debe usar tacos! (Pobrecita).
Los hombres no disponemos de ese recurso. Algunos, eso sí, calzan zapatos con el terraplén escondido. Se les nota casi tanto como los que tiñen sus canas. Y dan un poco de risa.
Yo mido 1,62 m, lo cual es poquito. Mi mujer es más baja y nuestras hijas no nos pasan. Pero, en cavilaciones a la hora de la siesta, me he preguntado cómo habría sido casarse con una mujer unos veinte centímetros más alta.
A estas alturas de la vida uno puede darse ciertas libertades y es una pregunta que les repito a las mujeres altas: "Unos 30 años atrás, ¿habrías considerado mi postulación como tu pareja?".
Siempre me han respondido inmediatamente que no.
Entonces me baja una cierta envidia por esos basquetbolistas de mi colegio a quienes les decíamos "la milla".
Conozco solamente un par de pequeños casados con mujeres gigantes.
En cambio, la última vez que le hice la pregunta, a una juvenil y grandecita profesional en Puerto Varas, luego de informarme que su marido era alto, me contó de varias amigas pequeñas que sin problemas se habían casado con hombres muy altos.
Bueno, porque claramente ¡ellas podían haber usado tacones!
Nada que alegar, ya llevo casado 45 años con una chica que me calza bien.