El jueves se estrenó en Chile "Sinsajo", la tercera película basada en la trilogía "Los Juegos del Hambre", que es uno de los libros más vendidos en el mundo. Aunque parece una historia de acción y aventuras, en el fondo es un thriller político posmoderno, que mezcla la lucha de un pueblo por liberarse de la opresión de un Estado abusador con un reality show . Wikipedia lo resume así: "El libro muestra en su mayor parte las experiencias vividas por ella (la protagonista, Katniss Everdeen) en «Los Juegos del Hambre», un evento anual realizado en Panem (la nación ficticia donde ocurre todo), donde un chico y una chica de cada distrito, con edades que vayan desde los doce hasta los dieciocho años, deberán luchar a muerte entre ellos mientras son observados por televisión nacional".
Al mirar los acontecimientos noticiosos de esta semana en Chile me pareció ver una similitud con lo que ocurre en Panem. Y creí ver en Fulvio Rossi e Ignacio Walker a dos de los bien parecidos muchachos de "Los Juegos del Hambre".
Las cosas ocurrieron de este modo, según los antecedentes conocidos por la prensa. La Presidenta Bachelet le pidió a su ministro del Interior que le pidiera a su vez a Fulvio Rossi -presidente de la comisión de Educación del Senado- que acelerara la tramitación de la reforma educacional sin saber (o acaso sabiéndolo) que ese hecho provocaría el rechazo de la DC y especialmente de su líder e integrante de la misma comisión, Ignacio Walker.
Rossi cumplió la instrucción y difundió masivamente que el proyecto se votaba el 27 de noviembre. Walker, obviamente, se sintió violentado, porque existía un compromiso de la Presidenta y suyo propio de no votar nada mientras no se escuchara a todos los involucrados o posibles afectados con la nueva ley. Partió entonces a pedir explicaciones a La Moneda (en "Los Juegos del Hambre" le llamarían "El Capitolio"). La respuesta que recibió fue que no se preocupara por los plazos de la votación, porque lo importante era que todo estuviese despachado antes del 31 de enero y que los senadores se arreglaran como quisieran mientras cumplieran con ese deadline .
Walker, entonces, salió de Palacio esgrimiendo un supuesto triunfo (porque la votación solo se atrasa un par de semanas), lo que dejó pésimo a Rossi ante la opinión pública, y se abrió la balacera.
Rossi le cayó encima a Walker diciendo que tenía una profunda deslealtad con el Gobierno, y se le sumaron Andrade y Navarro (que comparten el lema "una gota de agua bastará para inflamarme"). Tuvo que salir Andrés Zaldívar a defender a Walker (en una escena digna de David y Goliat) y mandó a Rossi a callarse la boca.
En fin. Todo esto ocurría a vista y paciencia de todos nosotros, que observábamos consternados por los medios de comunicación. Algunos comiendo pop corn . Yo no (lo dejé).
Como sea, esta semana tuvimos nuestros pequeños "juegos del hambre". El Capitolio tomaba palco mientras los jóvenes guerreros (y los no tanto) se descueraban ante los medios, por culpa del Gobierno. Mis respetos, en todo caso, para los gladiadores.
Porque creo que se van a seguir peleando en público.