Hubo un tiempo en que los pinot noir chilenos dejaban mucho que desear. Hubo un tiempo en que la familia Undurraga era dueña de la viña homónima, una de las más tradicionales de Chile.
Los Undurraga vendieron su participación en la viña y empezaron un proyecto pequeño, casi artesanal, llamado Koyle, en el valle de Colchagua. En esta reencarnación, la familia se volvió biodinámica y bastante busquilla. Tienen producciones de cinsault y de moscatel en Itata y de carmenere en Los Lingues. En el sector más costero de Colchagua, en Paredones, para ser más exactos, sacan dos vinos, un sauvignon blanc y un pinot noir. Aunque el primero ha adquirido cierta fama, es interesante lo que están comenzando a mostrar con la versión 2012 de la cepa tinta. El pinot de Koyle tiene complejidad de aromas y de sabores, una muestra de lo mucho que ha avanzado esa cepa en el país -basta pensar en Limarí, Casablanca o Leyda- durante el último par de años. El aporte del Koyle a ese pelotón de avanzada es que, como una columna romana, su pinot tiene equilibrio y armonía. Va muy bien con las carnes rojas; incluso, cordero.
Koyle Costa Pinot Noir 2012, $15.990Eduardo Moraga