La cocina de Vietnam es parte de esa gran región culinaria, el Sudeste Asiático, donde se funden las culturas de China e India. Lástima que en Chile se la conozca poco. En Santa Cruz de la Sierra vimos formarse colas de interesados en la que ofrecía un cocinero hijo de madre vietnamita y padre francés...
Esta vez fuimos a conocer lo disponible en La Casa de Bambú, casi picada por su sencillez y baratura. Nos pareció una cocina auténtica por algunas combinaciones novedosas, apropiadas para quienes tienen un mínimo de espíritu aventurero.
Los platos realmente vietnamitas no son muchos, en una carta donde aparecen bastantes chinoiseries, con las que el público chileno ya está familiarizado. Es natural: el lugar necesita sostenerse, y la alternativa china es siempre buena vendedora. Pero Vietnam sin duda está presente.
Entre los picoteos, elegimos unos nem ($2.300 por cuatro), que son los familiares arrollados primavera chinos, envueltos aquí en hojas de lechuga, acompañados de una salsita donde hay algo de menta, bienvenida por su pequeña cantidad. Las siu mai ($4.900) son unas albóndigas de carne envueltas en masa semejante al wantán chino, cocidas al vapor en esas lindas vaporeras de bambú, dentro de las cuales llegan a la mesa: muy ricas y finas. Conociendo el gusto de estos países por las sopas, pedimos la sopa nacional de Vietnam, llamada pho (se pronuncia "po"): ésta traía verduras, noodles y trocitos de pollo (en otras versiones viene carne de chancho), con un discreto picante. Muy buena ($2.700, en porción individual, grandecita).
Como en todo el Sudeste Asiático hay gran afición a lo picante (que obtienen de algunos tipos de pimienta y, sobre todo, del ají americano, importado por los primeros viajeros europeos), pedimos un plato de pescado cocinado con verduras y una salsa picante con un importante toque de vinagre ($5.400): éste va bien con el pescado; pero pedimos, además, para probar más picores, un pollo Hausi ($4.900) que venía preparado en la misma salsa, con las mismas verduritas; sin duda ahorran tiempo en la cocina sumergiendo en la misma salsa diversas carnes. Claro que el sabor a vinagre no va bien con el pollo; éste picaba como queríamos (o sea, moderadamente); pero el plato no nos pareció bien logrado. El chancho con curry y coco ($4.500), agradable, dentro de lo esperable según el modelo indio. Excelente el arroz con coco y camarón ($2.200) de acompañamiento: una delicia, comible por sí misma. Es como para volver solo por él.
No hay postres, salvo los poco atrayentes lychees en conserva. La infraestructura modesta, no obstaculiza nada. Este lugar debiera arriesgar un poco más y ofrecer más especialidades vietnamitas. Las chinas son insuperables en otras partes de Santiago. ¡Animarse! Servicio familiar. Estacionamiento en la calle (algo complicado, salvo de noche).
Av. Salvador 1827, 2 22251706.