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Editorial
Sábado 25 de octubre de 2014
Trabajo y reforma sindical
Ante el preocupante escenario, los datos recientes de la encuesta de empleo de la Universidad de Chile brindan algo de optimismo. De acuerdo con esta fuente, la tasa de desempleo para el Gran Santiago en septiembre del 2014 fue de 5,9%, lo que equivale a una disminución de 0,7 puntos porcentuales respecto de la medición anterior...
El mercado laboral ha mostrado señales claras de haber sufrido el impacto del frenazo de nuestra economía. De acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), entre el trimestre móvil octubre-diciembre de 2013 y junio-agosto de 2014 la tasa nacional de desempleo aumentó desde 5,7% hasta 6,7%. Las cifras de ocupación dan cuenta de lo mismo. Mientras que en el trimestre móvil diciembre-febrero 2014 el número de ocupados alcanzó un máximo histórico de 7.943.000, la suma ha caído constantemente desde entonces: a la fecha, la economía ha perdido en términos netos cerca de 140.000 puestos de trabajo, lo que se descompone en una pérdida de 237.473 empleos de jornada completa y aumentos de solamente 66.612 en empleos de jornada parcial y de 30.100 en subempleo. Esta descomposición además demuestra el alarmante deterioro en la calidad del empleo que ha afectado al mercado laboral durante el 2014.
Ante el preocupante escenario, los datos recientes de la encuesta de empleo de la Universidad de Chile brindan algo de optimismo. De acuerdo con esta fuente, la tasa de desempleo para el Gran Santiago en septiembre del 2014 fue de 5,9%, lo que equivale a una disminución de 0,7 puntos porcentuales respecto de la medición anterior (junio), siendo idéntica a la tasa de desempleo estimada por la misma fuente en septiembre del 2013.
Por cierto, la comparación de las cifras entre ambas fuentes no es sencilla. No solamente la estructura de las preguntas consideradas en la Encuesta de Empleo y Ocupación de la Universidad de Chile difiere de la utilizada en la Nueva Encuesta Nacional de Empleo del INE, sino que también sus marcos muestrales y niveles de representatividad. Todo lo anterior explica las diferencias históricas en las tasas de desempleo, las que emergen incluso al comparar las cifras de la Universidad de Chile con las generadas por el INE para el Gran Santiago.
Pero más allá de las diferencias, es de esperar que la leve disminución del desempleo documentada esta semana por la encuesta de la casa de estudios sea confirmada por los datos para el trimestre móvil julio-septiembre que serán dados a conocer por el INE la próxima semana.
Novedades en salarios
Pero el moderado optimismo en materia de empleo que emerge de la encuesta de la Universidad de Chile se contrapone con sus datos en materia de ingresos laborales. De acuerdo con dicha fuente, el ingreso laboral promedio mensual de los ocupados en el Gran Santiago para agosto del 2014 (mes de referencia) alcanzó los 565,8 mil pesos, lo que representa una variación de -0,5% nominal en 12 meses, equivalente a un -5% real (la inflación anual a agosto fue de 4,5%).
La caída es aun más drástica cuando se analiza el 2014. Entre febrero y agosto del presente año, los ingresos laborales nominales promedio experimentaron una reducción cercana a los 15 mil pesos mensuales (a modo de referencia, en el mismo período del 2013 estos habían aumentado en 55 mil pesos), disminución que alcanzó los 76 mil pesos en el caso de los ingresos independientes (aumentaron 150 mil en el mismo período del 2013). Lo propio ocurre al analizar la dinámica de los salarios por categoría ocupacional. En este caso, los ingresos laborales mensuales de los trabajadores por cuenta propia fueron los más afectados: Desde febrero a agosto estos cayeron 85 mil pesos (en el mismo período del 2013 su aumento fue de 43 mil pesos).
En este contexto, es interesante notar que la significativa reducción en los ingresos laborales puede estar explicando el aparente punto de inflexión en materia de desempleo sugerido por los datos de la Universidad de Chile. Menores salarios pueden incentivar la contratación, aumentando el empleo y presionando a la baja la desocupación. De ser así, nuestro mercado laboral estaría respondiendo apropiadamente a la desaceleración, demostrando grados de flexibilidad importantes. Veremos si tal situación se confirma con las futuras cifras.
Vientos de reforma
Lamentablemente, las noticias respecto de las iniciativas que estaría impulsando la actual administración en materia laboral no parecen estar alineadas con la necesidad de contar con un mercado laboral flexible y moderno. Muy por el contrario, todo sugiere que, bajo la idea de extender los derechos colectivos del trabajo, estos implicarían una mayor rigidez. La ampliación de la cobertura de la negociación colectiva, la extensión de la titularidad sindical, la posibilidad de negociaciones interempresas, la eliminación de la facultad del empleador de reemplazar a trabajadores en huelga, el derecho a huelga en corporaciones o empresas de utilidad pública, cambio en el piso de las negociaciones, la ampliación de las materias a negociar y los permisos sindicales son ejemplos de cambios que pueden implicar un significativo retroceso.
Por cierto, una reforma laboral con estas características no sorprendería del todo en el marco político de la actual administración, pero se aleja importantemente de las reales necesidades de la población: la generación de más y mejores empleos.