Señor Director:

El primer cuento chileno sobre diversidad sexual que se distribuirá en los jardines infantiles de la Junji, llamado "Nicolás tiene dos papás", deja en evidencia que no existe modelo educativo neutro.

Sin manifestarme ni a favor ni en contra del texto en cuestión (dado que no es el motivo de esta carta), me gustaría aprovechar las circunstancias para sostener la tesis que algunos hemos reiterado hace tiempo: todos los proyectos educativos tienen una visión de la sociedad y, por ende, una carga moral, y no solo los proyectos "confesionales", como algunos tratan de argumentar.

Presentar un proyecto educacional como moralmente neutro no es más que una trampa para imponer una moral sobre otra.

Andrés Larraín de Andraca