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Cartas
Viernes 24 de octubre de 2014
Retrato de una madre
Señor Director:
Recién se acaba de informar que próximamente se repartirá en diversos lugares del país un folleto que se denomina "Nicolás tiene dos papás", en cuya portada se ve un niño tomado de sus manos por dos varones adultos haciendo clara mención a lo que se denomina "matrimonio igualitario".
La verdad es que Nicolás, como todas las personas, no tiene dos papás, sino un padre y una madre y a los dos los necesita, en familia, para su adecuado desarrollo y formación. Tratar de suprimir de su vida al padre o a la madre, o de menoscabar su presencia -lo cual sucede cuando se incorporan en ese nivel terceras personas- es un error desde el punto de vista biológico, pero también lo es desde el punto de vista moral, pues deja su vida inevitablemente trunca.
Para recordar lo que en ese contexto es la vivencia de la madre, conviene releer hoy el retrato que de ella, un día ya lejano, elaboró monseñor Ramón Ángel Jara, antiguo obispo de La Serena:
"Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor, y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados; una mujer que, siendo joven tiene la reflexión de una anciana, y en la vejez trabaja con el vigor de la juventud; una mujer que si es ignorante descubre los secretos de la vida con más acierto que un sabio, y si es instruida se acomoda a la simplicidad de los niños; una mujer que siendo rica, daría con gusto su tesoro para no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud; una mujer que siendo débil se reviste a veces con la bravura del león; una mujer que mientras vive no la sabemos estimar porque a su lado todos los dolores se olvidan, pero que después de muerta, daríamos todo lo que somos y todo lo que tenemos por mirarla de nuevo un instante, por recibir de ella un solo abrazo, por escuchar un solo acento de sus latidos. De esa mujer no me exijan el nombre si no quieren que empape de lágrimas vuestro álbum, porque yo la vi pasar en mi camino. Cuando crezcan vuestros hijos, léanles esta página, y ellos, cubriendo de besos vuestra frente, os dirán que un humilde viajero, en pago del suntuoso hospedaje recibido, ha dejado aquí para vosotros y para ellos un boceto del retrato de su madre".
Quiera Dios que a Nicolás y a los niños chilenos nunca les falte esa madre.
Gonzalo Ibáñez S.M.