Señor Director:
En su
carta del pasado domingo, los empresarios radiales -a diferencia de la posición que han manifestado persistentemente durante los últimos años- declaran mostrarse abiertos a considerar un mínimo de un 10% de música nacional en sus transmisiones, lo que muestra que su insistente negativa previa era solamente un tema de voluntad. Así, queda demostrado que la supuesta ilegitimidad de esta medida se basa en argumentos subjetivos y otros intereses, más que en hechos concretos.
Sin embargo, cabe recordar que lo que aprobó la Sala del Senado el pasado 17 de junio es un mínimo de 20% de música nacional en las radios del país. O visto de otro modo: que la música extranjera en las radios chilenas no sea mayor a un 80%, cifra que muestra con claridad lo exiguo de la disposición.
Que una circunstancial mayoría en la Comisión de Educación del Senado pretenda revertir la norma aprobada originalmente, no resulta significativo para el espíritu central de esta ley. Tampoco lo son medidas tan sui generis como otorgar un valor de 10% a un par de entrevistas a músicos locales respecto del total de la programación. Esto es un signo más de la "viveza criolla" de este grupo empresarial. A pesar del escenario actual, estamos ciertos de que en la votación definitiva el Senado volverá las cosas a su cauce, ratificando su decisión anterior.
Como artistas, también concordamos en que la fiscalización de esta política pública debe estar en manos de una entidad como el Consejo de la Música, quien cuenta con los medios idóneos para dichos fines.
Al menos hoy celebramos que la Asociación de Radiodifusores de Chile (Archi) haya suspendido, aunque pueda ser de forma temporal, su millonaria y agresiva campaña en contra de la música y los artistas chilenos, luego de largos meses en el aire desinformando a la ciudadanía respecto de este proyecto de ley.
José Alfredo Fuentes; Horacio Salinas; Claudio Narea; Gloria Simonetti; Cote Foncea; Andrés Márquez