Hay un punto en que hay que detenerse, organizarse y actuar.
Cuando los problemas dejan de ser individuales y se masifican, cuando ya son muchas las afectadas, hay que hacer algo y hay que hacer algo colectivamente.
Cito, para que nos entendamos, un párrafo de la carta de una mujer: ".... vida loca en la que estamos inmersos: colegios donde cada día tienen más actividades obligatorias para los padres, además de las reuniones de apoderados; reuniones de comunidad, cumpleaños mañanas y tardes, actividades extraprogramáticas, distintas horas de salida de los niños del colegio, y como si todo esto no fuera suficiente, te los derivan a psicólogos, terapeutas ocupacionales, neurólogos, psicopedagogos, reforzamiento escolar, etc. además de doctores, dentistas, examen oftalmológico y uff un sinnúmero más. Y resulta que llegamos al domingo agotadas, pero alguna actividad tienen los niños, así que partes nuevamente tu día sin tiempo ni para disfrutar la ducha".
O sea, tenemos un sistema educacional que no toma en cuenta hoy a las mujeres que trabajan. Y tenemos mujeres que obedecen y hacen lo que el colegio pide, en vez de pelear en conjunto con todas las mamás del curso y luego con todas las mamás del colegio, una forma de salir de esta "locura".
Los niños necesitan sistemas con límites, necesitan confianza de quienes los educan, en el colegio y en la casa. No necesitan diez especialistas para cada problema que tienen. Pero sobre todo, necesitan madres contentas y que irradien un poco de paz. Los hogares necesitan tiempos muertos, sin actividades programadas, tiempos de improvisación de una convivencia particular a cada familia. Los padres necesitan descanso los fines de semana, los niños necesitan perder el tiempo.
Nuevamente lo que subyace a esta locura que están viviendo las mujeres chilenas es la ilusión del control. La búsqueda de la perfección, el miedo a fallar.
No construyamos sistemas agobiantes.
Unámonos para combatir un sistema que no es sano. Las mujeres de la generación anterior conseguimos entrar al mundo laboral, pero lo hicimos juntas y a patadas muchas veces. Y nunca pensamos que el resultado sería el que vemos hoy.
Las mujeres chilenas están en peligro. Están agobiadas y deprimidas. Hagan algo.