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Cartas
Lunes 20 de octubre de 2014
La ola ideológica
La ola de ideología que todo lo achata sin misericordia está llegando a todas partes, incluso donde no se la esperaba. Sin compasión cayó el agua fría del presupuesto de educación superior 2015 en las universidades privadas tradicionales. Al asumir, el Gobierno había anunciado un giro en la política de educación superior chilena, que tradicionalmente no había hecho grandes diferencias en el financiamiento de las universidades del Consejo de Rectores (CRUCh). Este enfoque partía de la base que la producción de bienes públicos no se restringe a instituciones del Estado y, por lo tanto, el financiamiento del Estado puede ir sin discriminación a instituciones estatales o privadas.
Pero el Gobierno está empeñado en cambiar el paradigma de la educación chilena siguiendo la visión ideológica de que lo público es necesariamente igual a lo estatal, discriminando en el financiamiento entre las instituciones privadas y las estatales. Esta es la lógica que está detrás del proyecto de ley que pone fin al lucro, a la selección y al copago que se discute hoy en la Cámara y es la misma que se observa al analizar el presupuesto de educación 2015.
Para las universidades privadas del CRUCh, una cosa fueron los anuncios del Gobierno en marzo, pero otra cosa muy distinta son los eslogánes de campaña y las cuñas de televisión traducidas en el presupuesto de la nación. Conocidos los números, las alarmas se encendieron especialmente en las universidades regionales, y con mayor fuerza en la Región de Los Ríos, cuya mayor casa de estudios es la tradicional Universidad Austral de Chile, privada.
El presupuesto 2015 no respeta el acuerdo con el Gobierno anterior de incrementar un 5% anual del Aporte Fiscal Directo por diez años, disminuye el aporte basal por desempeño y del Convenio de Desempeño de la Educación Superior Regional. Lo llamativo es que estos recursos son redistribuidos para generar los fondos para el Convenio Marco para las Universidades Estatales, nueva línea presupuestaria exclusiva para las universidades del Estado y para el Convenio de Internacionalización al que solo pueden postular las universidades Católica y de Chile. En resumen, un presupuesto con sesgo ideológico y centralista. La pregunta es ¿cómo van a reaccionar frente a estos números los parlamentarios de la Nueva Mayoría de regiones cuyas universidades se ven fuertemente afectadas?
La ideologización tiene también su correlato en educación preescolar, donde el Gobierno, con el objeto de mejorar la cobertura -lo que va en la línea correcta-, aumenta los recursos para la construcción de nuevas salas cuna, así como para la contratación de personal Junji e Integra. Sin embargo, caen los recursos disponibles para financiar los llamados convenios vía transferencia, a través de los cuales Junji les entrega recursos a los municipios y a otras entidades sin fines de lucro, para que creen y mantengan jardines infantiles. Lo que muestran los números es que el Ejecutivo pretende potenciar los servicios estatales limitando así la diversidad de proyectos educativos y disminuyendo las opciones para las familias.
En educación escolar, en tanto, se pretende dar una señal de apoyo a la educación municipal a través de un nuevo programa que contempla transferencias por US$ 481 millones. Sin embargo, este se construye a partir de reasignaciones provenientes de otros programas que anteriormente estaban a disposición de todos los establecimientos subvencionados, tanto municipales como particulares. Ahora, estos recursos solo estarán a disposición del sector municipal. De esta forma, tenemos programas como el de Transporte Escolar Rural, que solo será para alumnos de establecimientos municipales. ¿Qué ocurrirá con los niños de regiones donde gran parte de los establecimientos rurales son particulares subvencionados? Menos de la mitad de los recursos de este aparente nuevo Programa de Fortalecimiento de la Educación Escolar Pública constituyen realmente un aumento de financiamiento, lo demás es mera redistribución. Se le quita al sector particular subvencionado, que por cierto recibe a la mitad de los alumnos prioritarios del país, para entregar más a las instituciones estatales.
En definitiva, la misma ola de ideologización que azota a los jardines infantiles pasa por los colegios particulares subvencionados, para llegar a las universidades. El Gobierno ha definido contra la tradición chilena que lo público es necesariamente igual a lo estatal, da lo mismo si es de calidad, mediocre o malo, lo relevante es que sea estatal. Qué ahogo.
Ena von Baer
Senadora UDI