Pese a sus aciertos aislados, que sí los tiene y dan al resultado al menos en principio un buen aspecto formal, "Palo rosa" -estreno del Teatro UC dentro de su temporada oficial, aunque con respaldo de Fondart- pronto revela su escasa sustancia en términos dramáticos y de visión de mundo e ideas. Tanto así que se convierte en un signo de los tiempos: en el mismo escenario que vio montajes de gran oficio y vuelo artístico, se ilustra cuán poco se puede esperar hoy de la declinante producción teatral 'universitaria' que otrora marcaba la pauta en nuestro medio.
La propuesta la dirige Alexandra von Hummel, de probadas dotes en esa área, con laboriosa convicción y pulimento en el acabado de los detalles (si bien contiene errores y excesos). Los actores no lo hacen mal considerando la materia prima abordada, y el estilo mayormente demostrativo que se les pidió. La escenografía e iluminación -de Rocío Hernández- de veras impresionan, pero no pasa mucho antes de que uno sospeche que su tono abstracto y conceptual serviría mejor a otra obra, no a la que presenciamos.
Lejos, el mayor escollo radica en su punto de partida, el texto de Juan Andrés Rivera, de actuales 28 años, anunciado con bombos y platillos por cuanto proviene de los talleres de dramaturgia que dictó aquí el Royal Court Theatre. Desde el título, que significará algo para el autor -formado como diseñador teatral- pero no aporta claves al público, denota que los mentores británicos no influyeron mayormente en su escritura. Esta no difiere mucho de las piezas que concibió en años recientes para su grupo Los Contadores Auditores ("Karen", "La tía Carola", "Cho" o "Safari para divorciadas" esta misma temporada).
Inspirada remotamente en la muerte de Daniel Zamudio, lo que le impone un tono menos jocoso y juguetón, es una comedia que quiere referirse a la discriminación con una simple historia: un chico de 14 años es encerrado y sometido por su abuela, que lo crió, y una vecina, a un cruel tratamiento para borrar en él aquello que lo hace 'diferente'. Como en sus otros textos, aquí importa más la peripecia que los personajes, esquemáticos y sin carnadura, pero aun así el relato avanza a tropezones y con interés muy limitado.
De enfoque ligero y tangencial, es como si Rivera evitara hincarle el diente en serio a la cuestión abordada; tanto así que nunca determina qué es lo distinto del muchacho, y en qué consiste la siniestra curación a la que se le obliga. La vaguedad de la propuesta empeora con su teatralidad que contradice la ambientación en el medio semirrural sureño (y esto es básicamente, o debiera ser, realismo, o sea, una realidad reconocible).
Teatro UC. Jorge Washington 26, Ñuñoa. Miércoles a sábado a las 20:30 horas. Desde $3.500 hasta $8.000. Informaciones al 22055652.