Claudio Herrera

Se enredó solito. Colo Colo fue incapaz de disimular su estrechez de plantel -estaban ausentes Jaime Valdés y Jean Beausejour, además Claudio Maldonado- y quedó sometido, sin ideas, al puzle que le opuso Ñublense en el Monumental.

La gente captó de inmediato que la jornada se venía torcida y le transmitió mucha ansiedad a un equipo que tenía prohibido tropezar, pero que ayer trastabilló cuando menos debía. Las dos líneas de cuatro que instaló Ivo Basay bastaron para enturbiar el circuito ofensivo de los albos.

Colo Colo no tuvo soluciones colectivas ni tampoco individuales. Emiliano Vecchio fue el que más intentó, pero siempre fue obligado a trasladar la pelota más de lo apropiado, porque en los últimos metros ayer nunca hubo movilidad. El rosarino tuvo la más clara al principio (6') cuando le apuntó al travesaño del uruguayo Damián Frascarelli. "No encontramos la jugada precisa", concluyó Héctor Tapia.

Esteban Paredes, disminuido físicamente y sin pólvora -falló a los 26' a metros del arco sureño-, agregó recorrido en el complemento, pero a esa altura la frescura física no abundaba y menos la claridad mental.

Tampoco la solución estaba fuera, porque Tapia tenía en la alternativa un puñado de inocentes canteranos: Hardy Cavero, Camilo Rodríguez, Bryan Carvallo, Nicolás Orellana... Por más que el muchacho Carvallo tuvo una buena tarea y mostró personalidad para profundizar, todavía no tiene el tonelaje para desnivelar un juego bravo. Esta escasez de plantilla no es casual y obedece a una arriesgada decisión técnica.

Colo Colo jugó con fuego en la última media hora. Quedó muy expuesto y solo la atinada jornada de Christian Vilches y el meta Justo Villar (en el primer tiempo evitó un mano a mano ante Juan Lorca y en el complemento sacó un cabezazo de Sebastián Varas) impidieron el suicidio prematuro.

Ñublense se fue reordenando de acuerdo a las necesidades del partido, mejorando incluso su versión con los cambios. Cuando Jonathan Cisternas pasó a jugar de volante central junto a Mathias Riquero, y se liberó el zurdo Alejandro Vásquez (ingresó Orlando Gutiérrez a marcar la punta izquierda), tuvo más oxígeno para salir de su zona.

Colo Colo se encolerizó por un gol anulado a Felipe Flores por mano (57') y también por su incapacidad de romper en el uno contra uno. Empezó a lanzar pelotazos y a juntar gente por el medio, ensuciando todavía más el panorama de ataque.

Ahora, la distancia con la U es de cinco unidades y el Superclásico del 19 de octubre ya no tendrá el bonus track de alcanzar el liderato. El margen de error de los azules está holgado. Antes, Colo Colo tiene una cita con un demonio que hace tragar saliva en Macul, porque la U. de Concepción le ganó los cuatro partidos en que enfrentó al conjunto de Tapia. El enredo de ayer no saldrá gratis.