Señor Director:
La economista de la UDP Claudia Sanhueza señala en una reciente
carta a "El Mercurio" que si la gratuidad universal en la educación superior cuesta US$ 3.800 millones y se financia con los nuevos ingresos fiscales de la reforma tributaria, el aporte del 10% más rico será de U$ 2.470 millones, y el 90% más pobre contribuirá con los restantes US$ 1.330 millones.
De este modo, agrega, los ricos pagarían relativamente más que los pobres y no hay regresividad. Pero olvida el punto de partida. Según sus propios cálculos, actualmente los ricos pagan en aranceles US$ 950 millones, que dejarían de pagar bajo el modelo de gratuidad. Entonces, ¿quién financiaría los US$ 950 millones que cuesta su educación? En un 65% ellos mismos, y en un 35% los más pobres. En consecuencia, el paso de un esquema donde los ricos financian el 100% de su educación superior a la propuesta alternativa del Gobierno de gratuidad universal en que parte de ese financiamiento sale del bolsillo de los más pobres, es fatalmente regresivo.
Esos pesos se gastarían mejor en la educación escolar o en otras áreas donde haya mayores urgencias de gasto social.
Carlos Williamson B.