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Lunes 22 de septiembre de 2014
"No tengo inconveniente en aceptar el desafío de encabezar la Democracia Cristiana"
Aldo Cornejo, diputado DC y presidente de la Cámara, hace un balance del rol de la DC en el gobierno y dice que no descarta competir por la presidencia del partido, siempre que sea una decisión "colegiada".
Gabriel Pardo
A seis meses del inicio del gobierno de Michelle Bachelet, el presidente de la Cámara, Aldo Cornejo (DC), afirma que su partido ha jugado un rol clave en la aprobación de proyectos como la reforma tributaria.
Y dice que la identidad de la DC se refuerza precisamente liderando el proceso de reformas y el compromiso con la Nueva Mayoría.
Además, se muestra disponible para competir por la presidencia de la DC, siempre que su opción surja de una decisión colectiva.
-Se han cumplido seis meses de Gobierno, ¿cómo evalúa el rol que ha tenido la DC en este periodo?
-Más allá de las primeras circunstancias que se producen normalmente en la instalación de cualquier gobierno, la actuación de la Democracia Cristiana ha sido de un fuerte compromiso con la actual administración. Ha tenido un rol de lealtad y de colaboración con las principales reformas que hasta ahora se han estado tramitando. Me refiero en particular a la reforma tributaria, que hoy día ya está despachada. En eso, la DC, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, jugó un rol importante. Y en el caso de educación, nuestro partido ha planteado un conjunto de observaciones con el propósito de perfeccionar los proyectos. En algún momento pudo haberse interpretado que había una actitud un poco díscola de algunos, o de la Democracia Cristiana en su conjunto, pero la experiencia demuestra que los aportes que hemos hecho han sido mayoritariamente recogidos.
-¿Marcar estas posturas, por ejemplo, respecto del tema de la defensa de los colegios particular subvencionados, ha tenido costos para la DC?
-Lo que hemos dicho nosotros es que creemos firmemente en que en Chile tiene que haber una provisión mixta de educación. Vamos a defender sin reservas la educación pública, pero también vamos a defender la posibilidad de que en el país se pueda entregar educación a través de los colegios particulares subvencionados. Pero que quede claro que nosotros no hemos asumido la defensa del lucro, ni la defensa del copago, ni la defensa de los procesos de selección. No hay en esa materia en la DC más de una opinión.
-En su opinión, ¿cuál es el domicilio político de la DC?
-Hoy nuestro principal compromiso es contribuir a que el proceso de reformas que encabeza la Presidenta Bachelet sea un proceso exitoso, sea un proceso gradual, en el cual se vayan generando grandes acuerdos para las grandes transformaciones. Por tanto nuestro compromiso no es solo programático, como algunos lo han dicho, a cuatro años plazo. Nuestro compromiso como partido debiera ser proyectar la actual coalición de gobierno más allá del período de la Presidenta Bachelet. Yo no me imagino a este país sino con una alianza de centroizquierda como la que tenemos, que sea capaz de proyectar en el tiempo los cambios que se están efectuando durante el gobierno actual.
-En eso usted plantea una diferencia respecto de lo que ha señalado Gutenberg Martínez, que hay diferencias entre la Nueva Mayoría y lo que fue la Concertación, porque la primera es un acuerdo político-programático.
-Esta expresión, que se utilizó para decir que este era un acuerdo político programático a cuatro años, fue un ejercicio intelectual académico -para tratarlo con cariño- que se construyó para justificar la presencia del Partido Comunista en la actual coalición de gobierno. Usted recordará, es cuestión de leer la prensa de esos días, en que acá hubo gran discusión si esto era una coalición de gobierno o era un acuerdo político programático. Y la expresión coalición muchos no quisieron usarla. Pero yo creo que así como algunos han sostenido que la Concertación tuvo compromisos más profundos y acuerdos de más largo plazo, yo creo que hoy día existe también un compromiso mucho más profundo de avanzar en los cambios que el país necesita y de proyectarlos en el tiempo. Me encantaría un acuerdo explícito de la Democracia Cristiana en su conjunto de que nosotros vamos a contribuir a la proyección de la Nueva Mayoría en los próximos años.
-Respecto del rol de la DC en el Gobierno, hay algunos que afirman que si no marca sus diferencias, puede quedar subsumida frente a todo el resto de los partidos de izquierda. ¿Está de acuerdo en ese diagnóstico?
-Aquí hay una discusión bastante interesante. El debate es en torno a que si la identidad de la DC se preserva marcando las diferencias con el resto de los partidos, o la identidad de nuestro partido se pone de manifiesto encabezando un proceso de reformas que y poniendo en esas reformas lo que es propio de la Democracia Cristiana. Yo, por lo menos, veo que la identidad DC está puesta en la capacidad de liderar un proceso de reformas. Exacerbar la diferencia con la excusa de que eso significa reafirmar la identidad del partido, claramente hace muy complicada la convivencia de la DC con otras colectividades. Porque aquí nadie renunció a su identidad. Ni los socialistas, ni los comunistas, ni nosotros. Lo que hemos hecho es, a partir de nuestra identidad, convenir un determinado programa de Gobierno.
Elección o acuerdo
-Se ha especulado en estos días con posibles candidatos para competir por la presidencia de la DC. Usted ya compitió una vez. ¿Estaría dispuesto a asumir el desafío nuevamente?
-Yo no tengo ningún inconveniente en aceptar el desafío de encabezar la Democracia Cristiana en el próximo período, a partir de marzo, que es la elección de la directiva nacional. Pero creo que cuando uno ha trabajado durante mucho tiempo en equipo, junto con otros, esa es una decisión que, en mi opinión, no puede ser cupular, ni solo de carácter personal. Tiene que ser una decisión colegiada. Si así se diera, yo no tengo ningún inconveniente para intentar ser el próximo presidente del partido.
-¿Cree que existe la posibilidad de un acuerdo?
-Para la definición de la Democracia Cristiana hay dos posibilidades. Una es que haya una competencia -que yo no descarto- y creo que es legítima. Y otra es que se genere al interior de la Democracia Cristiana un gran acuerdo. Un acuerdo que tenga un horizonte estratégico que vaya incluso más allá del próximo período presidencial. Pero eso significa que se den algunas condiciones al interior del partido. Primero, que haya consenso en que la Democracia Cristiana requiere un proceso de institucionalización interna que hoy día no existe. Eso significa que tengamos reglas claras, normas obligatorias, institucionalidad partidaria.
-¿Usted estaría disponible para cualquiera de los dos escenarios en la elección del partido: competencia y acuerdo?
-Si me pregunta a mí, yo estoy disponible para cualquiera de las dos cosas. Para competir o para no competir y contribuir a generar un acuerdo. Y también estoy disponible para un escenario en que yo no sea candidato. Porque en esta materia, en las actuales condiciones, uno tiene que actuar también con generosidad.
-En el caso de que, por ejemplo, compitiera, como algunos han especulado, Gutenberg Martínez, ¿estaría dispuesto a esa competencia?
-Cuando uno compite no elige al oponente. De modo que en una competencia cualquiera puede ser candidato. Y Gutenberg Martínez sería un buen candidato.
-Se ha dicho que en algún minuto Aldo Cornejo y Gutenberg Martínez fueron muy cercanos y estarían distanciados.
-No. Uno en la política y en la vida no puede desconocer la amistad. Yo con Gutenberg Martínez tengo una amistad de largos años. Lo que ocurre es que en materia política hemos tenido en el último tiempo algunas diferencias de apreciación del rol de la Democracia Cristiana, del rol que esta juega en el Gobierno, y él ha tenido una actitud bastante crítica en algunas materias que el gobierno ha tratado impulsar. En el minuto que haya una elección interna del partido, será la militancia la que resuelva cuál es el rol que el partido va a jugar.