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Editorial
Lunes 22 de septiembre de 2014
Enfoques internacionales: "¿Una dinastía Kirchner?"
Para sorpresa de muchos argentinos, Máximo Kirchner, el hijo de la Presidenta que tiene amplia influencia pero poca presencia mediática, hizo su debut político para defender el kirchnerismo y proyectarlo al futuro. Mala cosa si su actuación tiene el propósito de prolongar la dinastía...
En momentos de debilidad política del gobierno, la aparición de Máximo ante cuarenta mil seguidores de La Cámpora, el movimiento juvenil del kirchnerismo, fue vista con malos ojos por la oposición y con recelo por ciertas facciones oficialistas. Dicen que es improbable que esté buscando una candidatura, le faltaría carisma y voluntad, pero lo cierto es que su irrupción en el debate removió la arena política que ya estaba agitada.
Algunos en el oficialismo no estaban preparados para que el hijo presidencial llegara a la primera línea. El gobernador de Buenos Aires y principal aspirante del sector, Daniel Scioli, trató de quitarle importancia al hecho de que hubiera salido a defender el programa de la familia, diciendo que "le hace honor a su padre" e impulsa "al futuro el proyecto". Pero lo cierto es que Scioli, que no había sido advertido con tiempo del discurso de Máximo, a último momento decidió no ir al acto público, en el que su presencia no estaba contemplada arriba del escenario.
Que Máximo haya desafiado a los opositores a "competir con Cristina" en 2015 tenía dos lecturas: una, que se podría intentar una reforma constitucional para habilitar a su madre a una segunda reelección -lo que se descartó tras la derrota en las últimas elecciones-, y la otra, que confirma que la Presidenta no ha ungido aún al candidato para 2015. Scioli, quien encabeza las preferencias en el oficialismo, ha sido un tanto díscolo, y Florencio Randazzo, el ministro de Transporte, va atrás en las encuestas. Ni siquiera Kicillof -el ministro de Economía, favorito de la Mandataria, pero que no cuenta con la confianza de todos los sectores de La Cámpora- puede sentirse seguro.
Para la oposición, lo de Máximo fue algo así como una bravata, pero que muestra "el deseo profundo del kirchnerismo de perpetuarse en el poder", como dijo Mauricio Macri. Parece que fuera el síntoma de que el oficialismo sabe que la continuidad de su proyecto no está asegurada, percibe la llegada de un "fin de ciclo", y que tendrá que ceder paso a otros sectores del justicialismo.
Ahí están a la espera peronistas disidentes como el diputado Sergio Massa, ganador de la última jornada electoral, que simplemente dejaron el redil de la voluntariosa Cristina y vuelan con alas propias.
Cristina busca respaldo en el Papa y en la ONU
Respaldada por el discurso de su hijo Máximo, y tras almorzar (por cuarta vez) con el Papa Francisco, la Presidenta Cristina Fernández se siente con fuerzas para seguir su campaña contra los "fondos buitre" ahora desde la Asamblea General de la ONU.
En su discurso de mañana, se espera que lance una dura crítica a EE.UU. por no apoyar un cambio al sistema de renegociación de las deudas soberanas. Ya la semana pasada demostró estar dispuesta a enemistarse con Washington, en la impasse con su encargado de negocios. No es que la Casa Blanca esté en desacuerdo con que las reestructuraciones debieran quedar a firme, pero cree que la ONU "no es el marco adecuado".
Es evidente que Cristina busca en el exterior una validación interna a su gestión. Pero las cifras no la ayudan a desmentir que el país está viviendo un frenazo, y que la responsabilidad es del gobierno. La estimación de crecimiento para 2014 cayó del 6,2% al 0,5%. Mientras la inflación oficial es de 21,3%, las consultoras independientes la cifran en 40%. El dólar blue (paralelo) superó los 15 pesos, siete más que el oficial. La respuesta del gobierno a la inflación ha sido una nueva ley para intervenir los precios y sancionar sus aumentos injustificados o las "ganancias abusivas".
El gobierno busca responsables ajenos para todos los males. Conspiraciones de todo tipo. A la "explosión social" que prepararía la oposición y los sindicalistas, la Presidenta sumó la semana pasada un complot de cinco puntos de los "fondos buitre" y del mismo EE.UU., para "esmerilar y gastar la figura de la Presidenta", desestabilizar la economía e impedir el crédito externo. La estrategia incluiría la "compra" de periodistas para atacar al gobierno.
Más le valdría a Cristina buscar soluciones a los problemas reales y superar la paranoia que le produce el hecho de que los argentinos se decepcionaron de su fracasado modelo económico.
Nuevo ministro para reactivar economía peruana
Víctima de la desaceleración de la economía peruana, pero también de su fallida ley de pensiones, salió del gabinete el ministro de Economía, Luis Miguel Castilla, el hombre que les había dado garantías a los peruanos de que el gobierno de Ollanta Humala no tomaría el rumbo de los populismos bolivarianos.
Castilla fue el artífice de una ley que obligaba a los trabajadores independientes a cotizar para sus pensiones, la cual acaba de ser derogada. Una filial de la AFP Habitat ganó la licitación para esas cotizaciones.
Además, Castilla fue criticado por no adoptar medidas urgentes para paliar los efectos de la desaceleración. En el Legislativo ya hay un paquete de medidas reactivadoras que esperan su aprobación, y Humala anunció otros proyectos. Para dinamizar la economía, el nuevo ministro debe lograr que el fragmentado Congreso -donde hay diez grupos parlamentarios y el gobierno no tiene mayoría- pase al fin las leyes.