Chile conmemora hoy las glorias de su Ejército, una tradición nacional instaurada en 1915 para rendir homenaje a una de las instituciones fundamentales de la República, clave en su independencia y determinante en la consolidación y mantención de sus cimientos soberanos, contribuyendo decisivamente por más de dos siglos a la paz, seguridad y desarrollo del país.
La Corporación de Ex Alumnos de la Escuela Militar, que integra a distintas generaciones de discípulos de este instituto castrense de educación superior, se asocia a ese homenaje, representando el sentir de ciudadanos que fueron formados en el Alma Mater de esa noble entidad militar, con los mismos valores que desde los albores de la historia patria han orientado la misión del Ejército, creado por la Primera Junta Nacional de Gobierno el 2 de diciembre de 1810, y que el Director Supremo, general O'Higgins, consolidó el 16 de marzo de 1817 con la creación de la Academia Militar.
La presencia militar en territorio chileno se remonta a la llegada de Diego de Almagro en 1536 y, luego, a aquellas fuerzas que acompañaron a los distintos gobernadores en la conquista, obstaculizados por la férrea resistencia de los pueblos originarios de Arauco, en que destaca la genialidad estratégica del toqui Lautaro. La configuración en 1603 de un ejército de carácter permanente para la Capitanía General de Chile lo constituye como el primero de estas características en América hispana.
Después de la Batalla de Maipú, en 1818, la emancipación del dominio español lamentablemente no consolidó la paz. En parte importante del siglo XIX, el Ejército debió seguir combatiendo por diversas situaciones principalmente por razones de origen externo. Para lograr la definitiva independencia de América del Sur se empeñó en la Expedición Libertadora del Perú dispuesta por el general O'Higgins, contribuyendo al triunfo de las fuerzas americanas en Junín y Ayacucho. A los pocos años, materializó las expediciones restauradoras de ese mismo país. Finalmente, participó en la Guerra del Pacífico, en que sus soldados enfrentaron heroicamente el triunfo y el martirio de sus hombres y mujeres.
En años posteriores ha primado la paz, y transcurridos 203 años al servicio de Chile, el Ejército contribuye decididamente a preservarla, además de garantizar la seguridad y defensa del país. El Ejército de hoy es mucho más que su dimensión estratégica y su capacidad de combate. A esa razón cardinal de su existencia se une su profunda vinculación con la sociedad chilena, imbuido de su responsabilidad social, cooperando activamente al desarrollo nacional y al fomento de un sinnúmero de iniciativas de carácter académico, cultural y científico, como también a muchas acciones en bien de la ciudadanía. Baste considerar la integración de las zonas más apartadas, especialmente mediante las obras viales por el Cuerpo Militar del Trabajo. En cada situación de emergencia, para el Ejército no existen vacilaciones para acudir en auxilio de sus compatriotas. Se suma a lo anterior el valor agregado que proporciona a la juventud que cumple con su servicio militar, entregándole herramientas efectivas para su futuro tras dejar sus cuarteles. Asimismo, el Ejército mantiene un compromiso permanente con la unidad e identidad nacionales.
Su aporte a la política exterior del país es otro de sus roles, especí- ficamente en bien de la armonía mundial, participando en misiones de paz en territorios muy alejados o en países hermanos.
A ese justo homenaje al Ejército de ayer y del presente, la Corporación de Ex Alumnos de la Escuela Militar adhiere, resaltando el compromiso de esta institución con los superiores intereses de nuestro país.
Alfredo Ewing
General de División (R) y presidente Corporación Ex Alumnos Escuela Militar