Señor Director:
En
columna publicada por "El Mercurio" el día viernes, un conjunto de representantes de centros de estudios (Avanza Chile, Horizontal, LyD, Instituto Libertad, Fundación Jaime Guzmán, Res Publica, entre otros) plantean su visión sobre los desafíos electorales de la derecha chilena. Junto con reconocer el retroceso del sector en la batalla de las ideas, se plantea la necesidad de actuar con unidad para "vigorizar el proyecto político de centroderecha". Primero, señalar que uno de los grandes problemas de la derecha ha sido su incapacidad para conectar la racionalidad (de los papers y los estudios) a la vida real de las chilenas y chilenos. Es precisamente porque la derecha adoptó una errada estrategia cosista a fines de los 90 que se produce el retroceso ideológico y luego electoral. No porque los centros de estudios o think tanks sacaran buenos o malos análisis o estadísticas. Al mismo tiempo, el desastre político y electoral de la derecha se debe al rol desmedido que les hemos otorgado a muchos tecnócratas que con calculadora en mano dejan la ideología de lado y proponen soluciones inviables y carentes de sensibilidad social. Por eso llama la atención que ni siquiera se mencione el rol de los partidos en dicha columna.
La ideología no se juega en los seminarios o coloquios académicos. Esa gran batalla se da en el discurso y en las políticas implementadas por los gobiernos y en las posturas de la oposición política (no existe otro tipo de oposición en una democracia representativa, dicho sea de paso). También en el debate parlamentario. Ahí es donde avanzamos o retrocedemos en esta lucha por las ideas.
El futuro político de la centroderecha no se juega en documentos de trabajos o power points . Por el contrario, se juega en el rol de los representantes electos, que tienen en sus espaldas votos, y también en los partidos. Es bueno que existan centros, institutos y fundaciones preocupados de los asuntos de Estado. No obstante, dicho esfuerzo es estéril si no se constituye como un aporte a las organizaciones partidarias del sector. En esto cabe imitar el funcionamiento de la izquierda. Ahí, los centros de estudio tienen una naturaleza mucho más orgánica, buscando apoyar a los partidos y representantes.
Tomás Fuentes
Vicepresidente RN