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Editorial
Miércoles 17 de septiembre de 2014
Puerto y contratos laborales
Con trabajadores permanentes el puerto debería funcionar con menos interrupciones, con colaboradores más preparados y eficientes, y con mejores relaciones laborales...
El concesionario Puerto Central de San Antonio en el futuro ya no dependerá de trabajadores eventuales para descargar las naves que arriban, sino que está contratando trabajadores permanentes para realizar esta labor. Estos se agregarán a los actuales trabajadores permanentes en el terminal concesionado, dedicados a tareas administrativas y a operaciones. El costo directo de la concesión se elevará al contratar a 700 personas, pero la medida tiene beneficios que han persuadido a la empresa. Esos beneficios han convencido también al otro operador portuario en San Antonio, STI, cuyos trabajadores permanentes representan hoy el 80% del total, el que se ha comprometido a que en un año contratará al resto si demuestran compromiso con la empresa y responsabilidad.
Hasta ahora, los puertos chilenos han utilizado colaboradores eventuales para trabajar en el desembarco de naves. Estos son contratados solo cuando la nave llega al puerto. El resto del tiempo, los eventuales no trabajan o lo hacen en labores flexibles. Así, por ejemplo, cuando llega una nave con automóviles, los taxistas de la ciudad de San Antonio intervienen apoyando en la descarga, y obtienen un complemento a los ingresos de su trabajo habitual. Dada la cantidad de naves que arriban a San Antonio, las ventajas de tener trabajadores eventuales, cuyos costos están asociados a los ingresos del concesionario por transferencia de carga, son menores. Es un sistema diseñado para naves esporádicas o con mucha variación en la demanda de trabajo no capacitado.
Para la ciudad de San Antonio, incorporar casi mil puestos de trabajos permanentes (considerando ambas concesiones), con salarios atractivos y todos los beneficios sociales, representará un importante avance en la economía de la ciudad. Los concesionarios capacitarán a sus nuevos trabajadores en la maquinaria y otras tareas, lo que aumentará su eficiencia operativa.
El detonante de la medida en Puerto Central parece haber sido el conflicto entre dos sindicatos de trabajadores eventuales que ha mantenido paralizado el terminal por dos semanas. La pugna se debe a que los sindicatos de trabajadores eventuales se disputan el derecho de nombramiento. Este derecho consiste en poder elegir a los trabajadores eventuales que trabajarán en un día determinado. Este poder fue una de las causas de la lamentable ineficiencia portuaria de los 60 y 70. Un jefe sindical que puede decidir quién trabaja tiene mucho más poder que un empleador que toma esa decisión, pues no está sujeto a la Inspección del Trabajo cuando elige discrecionalmente quién puede trabajar. Este poder permite abusos del jefe sindical, porque si enfrenta oposición, puede castigar dejando sin poder laborar a los trabajadores que no aceptan su liderazgo. El deseo de conseguir este poder sobre los trabajadores eventuales explica el conflicto entre sindicatos. Más aun, en un desembozado intento por conservar este poder, uno de estos sindicatos convocó a una marcha en contra de la oferta de Puerto Central, pese a los evidentes beneficios de una oferta de trabajo permanente y bien pagado.
Cuando el concesionario contrata trabajadores en forma permanente, desaparece ese poder del jefe sindical. Los nuevos empleados se sumarán a los sindicatos existentes en la empresa o crearán otros, pero serán sindicatos normales, que no tendrán el poder de privar de ingresos a un trabajador disidente. El puerto debería funcionar con menos interrupciones, con trabajadores más preparados y eficientes, y con mejores relaciones laborales, dado que las condiciones en que se desenvuelvan las actividades serán más satisfactorias.
No todos los concesionarios podrán tomar esta medida, pues hay puertos que reciben naves esporádicamente, por lo que el costo de contratar en forma indefinida sería prohibitivo. En los principales puertos, es decir, San Antonio, Valparaíso, San Vicente y acaso algunos otros del norte, esta política debería ser viable.