Señor Director:
En su
carta del sábado 13 de septiembre, un número importante de personas, muchas de las cuales conozco personalmente y aprecio, apoyan como derecho social una educación superior gratuita. Dicen que ella no sería regresiva, puesto que con la gratuidad "mientras los ingresos de los hogares del 10% más pobre aumentarían en 26,7%, los ingresos del 10% más rico aumentarían en 2,2%". Además, la gratuidad sería progresiva, puesto que se financiaría gravando a los más pudientes.
Confieso no entender. No dudo que la gratuidad de la educación superior de los pobres y vulnerables es progresiva. Mas el tema actual es: ¿en qué puede ser progresiva su extensión a los hogares no pobres y no vulnerables, en particular al 30% más acomodado de la sociedad?
Por lo demás, si el beneficio de la educación superior gratuita para los ricos es tan pequeño como se señala en su carta (2,2%), con mayor razón no se justifica extenderles a ellos la gratuidad.
Tampoco deja de ser regresiva la gratuidad universal, porque se financie en forma progresiva. Usemos esos recursos en gastos que sí son progresivos y con los cuales compite.
Claramente más urgente y progresivo es brindarles una educación pública de primera a todos y así nivelar la cancha. Tanto más cuando el principal escollo que tienen las grandes mayorías de ingresar a la Educación Superior, sobre todo a una institución de calidad, y egresar de ella es su pobre preparación previa.
Me parece prematuro, pues, la universalización de la gratuidad de la Educación Superior mientras como sociedad estemos tan lejos de asegurarles a las grandes mayorías una Educación Básica y Media de calidad, a la cual tienen derecho y, en mi opinión, mayor derecho.
Joseph RamosProfesor Universidad de Chile