Lo fácil, en estos momentos, es aplaudir a Martín Lasarte y a Universidad de Chile, porque son siete partidos y seis triunfos y un empate.
La conclusión es que están jugando bien.
Era que no.
Es que a la hora de elogiar lo bueno y convertirse en ganador, la gente se pega codazos y se salta la fila en el afán de lanzar loas y aplausos.
Cada vez que Lasarte grita y gesticula desde la banca, no falta el que lo subraya y se menciona el compromiso absoluto y emocionante del DT con el equipo.
Y se insinúa que cuando estaba en la UC no se comportaba de esta manera, y eso, lo único que probaría, es que Lasarte es un mal profesional, cosa que no es verdad.
Conclusión: el razonamiento es pura tontería.
La "U" es el equipo de moda y en algún momento las cosas se revolverán, porque el viento cambia y la brújula se mueve.
Esto ocurre porque influye el factor humano y se desgrana un error, se reciben goles y algo se hace mal; y los rivales, por cierto, tratan de morder al mejor, quitarle prenda, arrancarle el botín y que muerdan el pasto y no olviden masticar la derrota.
Inolvidable por el amargor y la acidez irritante, gusto a madera de árbol de ahorcado, ala de murciélago, áspero, ocre, sin duda triste y sabor a tierra de tumba.
Hay que acostumbrarse.
La gente de Universidad Católica debería apreciar los distintos sabores del fútbol y, como un sommelier de fina estampa, reconocer en las derrotas y los triunfos lo que dijo el poeta inglés: dos impostores.
En la UC hay gente jabonosa y dura de pelar.
Funcionarios a los que hay que desprender con papel prendido, porque lo de dar un paso al costado no está entre sus frases conocidas.
Al entrenador Julio César Falcioni no le entran balas y sus respuestas pueden ser incoloras, pero no cambian: trabajar y trabajar, hasta que el contrato se extinga por la firma y no por los resultados. En fin, si lo tienen que echar, que sea con la indemnización correspondiente, el sudor de la letra chica y el total de los pesos.
Y el gerente técnico José María Buljubasich está para un comercial que promueva adhesivos y pegamentos, porque simplemente no se despega con nada. Y la única alternativa que va quedando, ay, es la retroexcavadora, donde se va la persona y el cargo, también su ciclo y hasta el escritorio.
Al final todo pasará.
Esta UC derrotada. Esta "U" ganadora.
A su tiempo se irán Buljubasich, Falcioni y también Lasarte.
Lo único permanente es el hincha desconocido, anónimo y eterno.