Luego de exponer en Tokio, Marcela Correa nos entrega su obra más reciente. Se trata de una instalación de amplias proporciones, que un tanto se ahoga dentro de la arquitectura de Galería AFA. La conforman blancos sacos industriales de almacenamiento, rellenos y metamorfoseados en síntesis o remedos de gruesos cuerpos femeninos deformados. Este agrupamiento culmina, lineal y expresivamente, en un gran saco ahora saturado de arroz. Así, con mirada y materiales contemporáneos se vierte la mítica leyenda decimonónica de la mujer que, aun muerta, continúa amamantando a su criatura, en medio de la desolada pampa argentina. Con originalidad atrayente, con dramático vigor se simboliza la desesperación maternal y su proyección más allá de la muerte.
El mismo local de Plaza de Armas muestra un pequeño grupo de fotografías en blanco y negro del chileno residente en Bélgica, Marco Valdivia. Son variaciones de una naturaleza muerta con objetos de carácter geométrico, sujetos a los efectos de luz y sombra a distintas horas del día. Convence este juego sutil de grises, cuya evolución se asocia a la musicalidad del cuarteto de cuerdas.
Hicimos notar con anterioridad en qué medida las opciones de manipulación digital abren horizontes insospechados a la fotografía. Sin embargo, el procedimiento puede llegar a convertirse en un arma de doble filo: la posibilidad de caer en artificios carentes de la vigencia estética propia de las fotos de calidad. No cabe, entonces, dejarse llevar tan fácilmente por entusiasmos en este terreno; bien sabemos que el solo progreso técnico es nada más que un medio. A la larga este peligro acecha, en alguna medida, a los montajes fotográficos de Cecilia Avendaño. Diez de ellos se exhiben en Galería Patricia Ready. A través de colores sugerentes, fondos planos y una muy marcada apariencia de pinturas minuciosas, no obstante ostentan atributos dignos de destacarse. Desde luego, sus protagonistas genuinas continúan mostrando sus figuras frágiles, cuyos rostros ostentan una deformación perversa del concepto actual de belleza femenina. Por momentos alcanzan casi hasta lo monstruoso. Capital en ellas resultan las miradas: un destilado de sumisión, sensualidad e inocencia pervertida. También lo ahora expuesto aporta ciertas novedades en algunos retratos, como ese naturalismo pavoroso de las manos, del cual solo la fotografía es capaz. Ello contrasta con la pictórica fantasía de las vestimentas. Además, una de estas -lámina con la pareja de hermanas orientales- entrega un alarde surrealista, mediante las aves de su estampado que se convierten en volúmenes vivientes.
La presente pintura de Paz Castañeda -Sala Gasco- emprende una sumamente ambiciosa tarea de citas. Para ello recurre a conocidos cuadros de trece artistas famosos, y no tan famosos, del historial pictórico a partir del siglo XVI y hasta hoy día. Su contribución personal se limita a borrar los personajes y concentrarse únicamente en los paisajes que les sirven de escenarios. Con esto, sin embargo, no logra la autonomía suficiente respecto a los productos originales. Competir con la factura de estos, con la finura y destreza de su dibujo o, por lo menos, conseguir una interpretación que valga por sí misma, parece hallarse todavía lejos de sus posibilidades. No se va, pues, más allá de un empobrecimiento de aquellos hitos internacionales.
Rodrigo Araya, Rodrigo Lobos y Nicolás Rupcich entregan, de manera conjunta y sin identificar el aporte respectivo de cada uno, dos instalaciones en la ministerial Galería Gabriela Mistral. Tratan de jugar con el sistema tradicional de exposiciones. Así el visitante recibe la impresión de haber llegado a destiempo, en pleno proceso de montaje o de desmontaje. Pero ese efecto, por interesante que pueda ser, no basta: lo mostrado tiene que resultar de veras significativo. De esa manera, la primera sala carece del equilibrio global indispensable en toda instalación; tampoco ofrece el efecto de fresca espontaneidad, sino de precariedad, de insuficiencia. Nada más que algunas de sus partes atraen individualmente: los dos paneles con apariencia de cristalizados y la puerta con la imagen que se despliega en otras puestas.
En el segundo espacio de la galería las cosas funcionan mejor, aunque tampoco convence la porta TV con su pantalla sobre el suelo. Allí sí funciona coherente la continuidad de un video con visión marina y demarcación geográfica. Deja ver la movilidad de las aguas junto a estrellitas y redes que se abren, abarcadoras, para terminar por recogerse sobre sí mismas. Por su parte, el mural con la pintada pantalla en blanco se vincula, formal y conceptualmente, con el resto de la sala.
"La difunta Correa"
Vigorosa instalación de Marcela Correa sobre una leyenda trasandina
"Cuarteto de cuerdas",
sutil desarrollo fotográfico de Marco Valdivia
Lugar: Galería AFA
Fecha: hasta el 20 de septiembre
"E-Merge"
Montajes fotográficos de Cecilia Avendaño con sus inquietantes retratos femeninos
Lugar: Galería Patricia Ready
Fecha: hasta el 17 de septiembre
"Género menor, borrar para ver"
Citas pictóricas de Paz Castañeda alrededor de conocidos cuadros, pero limitadas al paisaje
Lugar: Sala Gasco
Fecha: hasta el 12 de septiembre
"Algo es algo"
Araya, Lobos y Rupcich buscan desarticular la idea tradicional de exposición conjunta
Lugar: Galería Gabriela Mistral
Fecha: hasta el 15 de septiembre