El Mercurio.com - Blogs : La salud vista desde las ambulancias
Editorial
Domingo 31 de agosto de 2014
La salud vista desde las ambulancias
La administración de un recurso tan caro, como lo es una ambulancia de alto equipamiento, no es algo fácil y debiera estar en manos de una autoridad que cubra toda una ciudad, como está pensado para el Servicio de Atención Médica de Urgencia...
El Gobierno anunció un plan de inversiones para el sector salud que incluye más de 200 millones de dólares destinados a renovar el parque de ambulancias del sistema público. En la actualidad existen unos 600 vehículos de emergencia en pleno estado operativo y otros 150 en condiciones regulares, distribuidos a lo largo de todo el territorio nacional. El plan es reemplazar dicho conjunto por otro más grande, de 1.900 ambulancias destinadas al traslado de enfermos y accidentados. Aunque se trata de un gran avance, ello ha dado espacio para que quienes trabajan como reanimadores hayan podido hacer escuchar su voz. Plantean ellos que el principal problema que enfrentan hoy son los tiempos de espera, que con alta frecuencia superan las dos horas y a menudo se extiende por mucho más. La explicación que reciben los conductores y el personal asistencial es que el enfermo está esperando la atención de un médico especialista o la disponibilidad de los aparatos médicos para hacer los exámenes pertinentes.
La administración de un recurso tan caro, como lo es una ambulancia de alto equipamiento, no es algo fácil y debiera estar en manos de una autoridad que cubra toda una ciudad, como está pensado para el Servicio de Atención Médica de Urgencia, SAMU. No obstante, aparecen problemas derivados tanto de la centralización del país como de las deficiencias del sistema público de salud. Poco se avanza con un subsistema bien dotado, con trabajadores motivados, pero sin que los demás componentes del sistema en general puedan responder al mismo nivel.
La queja de los equipos reanimadores de las ambulancias respecto de los tiempos de espera ilustra el dilema, puesto que por bien que ellos actúen, si luego, por las carencias del sistema de atención, deben esperar por largo tiempo, restándose de los servicios por algunas horas, entonces no correspondería aplicar aquí los estándares internacionales de dotación. Pero si ellos debieran ser más altos, aún estamos lejos de alcanzarlos. Una ambulancia de alto equipamiento, que constituye un servicio de urgencia ambulante, debería existir a razón de una por cada 50 mil habitantes según la recomendación de la Organización Mundial de la Salud, pero en Chile existe una por cada 500 mil personas.
Si bien estos parecen ser aspectos secundarios de la atención de salud, ellos dejan en claro la importancia de la coordinación de la cadena completa. Desde que una persona sufre un accidente o un infarto, todos los elementos de aquella deben funcionar adecuadamente o el proceso entero puede frustrarse. La centralización de la administración de salud hace aún más difícil comprender la diferente importancia que puede tener cada aspecto en las diversas zonas del país. En algunos lugares apartados, la existencia de una ambulancia puede ser crucial para sus habitantes, pero la compra se hace a nivel central con recursos fiscales, en lugar de asignarse para que cada región pudiera valorar sus necesidades. Posiblemente, el problema de los médicos especialistas, así como el de las ambulancias, encontrarían soluciones más rápidas si cada servicio tuviera la responsabilidad de administrar sus recursos.