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Domingo 31 de agosto de 2014
Los orígenes del teatro en Chile
30 de agosto de 1964
"Fray Camilo Henríquez fue el encargado de fustigar al Director Supremo, Bernardo O'Higgins, para tener buenas salas de espectáculos, entretención de la que tanto disfrutaba nuestro pueblo". Referencias como esta sobre los comienzos del teatro en nuestro país se podían leer en un amplio reportaje publicado en "El Mercurio", el 30 de agosto de 1964, firmado por el cronista Mario Cánepa Guzmán.
El autor reseñó varios hitos importantes del devenir escénico nacional. "Cuando los españoles llegaron a orillas del río Mapocho, no se tenía idea de lo que era una representación. Solo en 1616 -año de la muerte de Cervantes y Shakespeare-, algunos soldados y jesuitas trajeron autos sacramentales, los que se ofrecían en los atrios de las iglesias y patios de los conventos. Luego, se rescataban actuaciones particulares en los carros tablados de los gremios, además de las tonadillas, sainetes y entremeses en época de Navidad".
Se decía que, durante la Reconquista, el gobernador Casimiro Marcó del Pont facilitó la construcción de la Sala de Comedias, "con techo, donde actuaba doña Josefa Morales, quien lo tuvo tan a mal traer sentimentalmente". Después del triunfo de Chacabuco, se mencionaba que Bernardo O'Higgins asistía allí a las funciones patrióticas "cuando los múltiples quehaceres le dejaban un respiro para su solaz".
Además de su afición por la música, era un hecho que el Director Supremo ya estaba entusiasmado con el tema teatral. "Tuvo el acierto de encargar a su edecán y amigo, Domingo Arteaga, que construyera un teatro digno de la capital de un país libre y soberano. Con una compañía de cómicos, se convirtió este último en el primer empresario del rubro al levantar una sala en la calle de las Ramadas (hoy Esmeralda), cuyo estreno fue en 1818". Dado que el lugar era "estrecho, este se trasladó a un antiguo local del Instituto Nacional, que funcionó hasta 1820".
Los planes de Arteaga no terminaron ahí. Se precisaba en el diario que para el 20 de agosto de ese año, "día del onomástico y cumpleaños de O'Higgins, se inauguró una nueva sala, el Teatro Principal, en el sitio de la plazuela del Templo de la Compañía, para 500 personas".
En la crónica también se incluían los nombres del coronel La Torre como primer director teatral; de Andrés Cáceres, "el primer galán joven chileno"; de Luis Ambrosio Morante, actor uruguayo que comenzó a "vestir los personajes", y de Lucía Rodríguez, "actriz chilena bella y de gran mérito". Hacia 1840, en tanto, se conocerían los primeros programas impresos.