Los avances en las ciencias médicas, una población crecientemente preocupada por su bienestar físico y mental, y los mayores niveles de desarrollo de las naciones -que se traducen, entre otras cosas, en una mayor y mejor cobertura en materia de salud-, han permitido que este fenómeno de longevidad no sea solamente una característica de los países desarrollados.

Así lo demuestran las estadísticas: Si bien la brecha de esperanza de vida entre los países del primer mundo y las naciones en vías de desarrollo es aún de 10 años (78 y 68 años, respectivamente), las estimaciones indican que esta se ha reducido y continuará haciéndolo en el tiempo.

Sin embargo, son los países ricos los que llevan una clara delantera. Un análisis de las estadísticas de esperanza de vida publicadas por la OCDE permite concluir que casi la totalidad de los países con ingreso per cápita sobre los 25 mil dólares (PPP) ofrecen a los nacidos en el último quinquenio una esperanza de vida superior a los 80 años. Solo Estados Unidos (78,7) y Dinamarca (79,9) son las excepciones a esta regla. El promedio en los países miembros de la OCDE es 80,1 años.

Perfil demográfico chileno

Chile también ha experimentado este cambio demográfico. Con un ingreso per cápita cercano a los US$ 20 mil y un gasto en salud de US$ 1.568 por habitante, el país está justo bajo los Estados Unidos en cuanto a esperanza de vida. De acuerdo con la OCDE, los nacidos en Chile en los últimos años vivirán en promedio hasta los 78,3 años (75,7 para los hombres y 81 para las mujeres). Así, hoy más del 10% de los chilenos tienen sobre 65 años.

Este cambio demográfico está teniendo impactos importantes sobre nuestras políticas públicas, siendo los sistemas de salud y pensiones los sectores donde se centran las mayores demandas. Y estas solo aumentarán con el continuo proceso de envejecimiento de la población. Por eso es fundamental contar con información precisa.

La lamentable situación del último censo, que ha retrasado la revisión de estas estadísticas, llevó a las superintendencias de Pensiones y de Valores a solicitar un informe a la OCDE respecto de las tasas de mortalidad en Chile. Si bien dicho estudio contribuirá al debate, urge reponer las confianzas en nuestra capacidad de generar dichas estadísticas. El país no puede depender de la OCDE para calcular las tasas de mortalidad de la población.

Desalentadoras cifras

El Banco Central dará a conocer el Imacec de julio recién la próxima semana, pero todos los indicadores apuntan a que los resultados deberían mostrar una profundización de la desaceleración de la economía. Incluso algunos análisis han comenzado a hablar de una posible recesión.

Los resultados del último Informe de la Industria de la Sofofa, conocidos esta semana, así lo demuestran: la producción física del sector industrial cayó 1,1% respecto de julio del año pasado. Las ventas industriales y al mercado, por su parte, también mostraron cifras negativas al registrar una baja anual de 1,9% y 3,6%, respectivamente, y el índice de Ocupación Industrial del mes de julio de 2014 cayó 1,5% en relación con igual mes del año 2013.

Las cifras de empleo y sectores económicos entregadas este viernes por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) tampoco son alentadoras. Si bien en el trimestre móvil mayo-julio la tasa de desocupación fue de 6,5%, la compleja situación que enfrenta el mercado laboral queda de manifiesto al analizar los niveles de empleo: en lo que va del 2014, el número de empleos ha caído en aproximadamente 75 mil, siendo los rubros Comercio, Construcción y Explotación de Minas y Canteras los que han experimentado las disminuciones más significativas.

Respecto de los sectores económicos, las cifras del INE indican que el índice de ventas del comercio al por menor (IVCM) tuvo una variación anual de 1,5%, mientras que el de producción minera disminuyó 2,4% y el de producción manufacturera decreció 4,1% en doce meses, confirmando la brusca caída observada en este sector. Todas estas cifras son desalentadoras.

Estudios econométricos muestran que la situación del sector manufacturero es la que tiene un mayor poder explicativo sobre los cambios en el Imacec. Esto no sorprende si consideramos que dicha industria está directamente relacionada con los fundamentos de la economía. Es por esto que la baja en el Índice de Producción Manufacturera sin duda adelanta las malas perspectivas para este indicador.

Con todo, el consenso del mercado apunta a un Imacec para julio probablemente por debajo del 1% y cercano al 0,8%. Más aún, a la luz de la evidencia, la apuesta de que esta cifra sea negativa es una posibilidad cierta, lo que dejaría este semestre como el peor desde el 2009.