Pasan las décadas, la TV cambia y Don Francisco se da el lujo de hacer lo mismo de siempre. La primera edición de "Estamos invitados", estrenado antenoche por Canal 13, pareció una "Noche de Gigantes" de los 80 o un programa de conversación de los 90, cuando los políticos de la nueva democracia eran figuras que brillaban en una suerte de naciente farándula. Hoy, como entonces, el animador logra juntar gente de distintos mundos y ponerlos a hablar a todos, ya sea de la crisis de la educación o de las penas de amor.
Kreutzberger viene haciendo esto por décadas, y siempre ha sido efectivo. No lo fue, sin embargo, al intentar incorporar la tecnología y la interacción con el público a través de las redes sociales. Los supuestos tuits de los televidentes, leídos por Jhendelyn Núñez, dejaron en evidencia que el programa no era en vivo, ya que estos no aparecían en el flujo del momento en Twitter. Sí lo eran, en cambio, los tuits que se escribían al pie de la pantalla. ¿Quién habrá escrito los que leyó la modelo? Estas son las ocasiones en que la "magia" de la TV deja ver sus costuras, y el equipo de producción debió preverlo.
El uso de las redes sociales no es el fuerte de Don Francisco. Sí lo es, en cambio, romper con el mundo endogámico en que se han convertido los talk-shows de la TV abierta -con "Mentiras verdaderas" entre las excepciones-, que solo se centran en las figuras de la TV y sus allegados de Farandulandia. El animador tiene el talento de poner a un diputado de izquierda (Gabriel Boric) compartiendo confidencias con un galán de TV (Jorge Zabaleta) y con un periodista ancla (Amaro Gómez-Pablos), y todos ellos, a la vez, departiendo con un "personaje popular"; en este caso, Catalina Campos, una niña de Coronel que lucha por mejorar la infraestructura de su colegio. Ella se reveló como un talentazo comunicacional, logrando los mejores momentos del programa.
"Estamos invitados" pone muchos elementos en la parrilla. Se nota el esfuerzo de producción en las innumerables notas de entrevistados cercanos a los invitados. Pero son demasiados elementos apretados en dos horas. Quizás si fueran menos, se ganaría en intimidad. El rating fue de 10,1 puntos, mientras que en ese lapso, Mega y sus teleseries turcas obtuvieron 21,1.