Con el mismo nombre de la tienda quesera de Nueva de Lyon se abre un restaurante ligado a la misma. En Providencia esquina General Del Canto se ubica este local de dos pisos, recientemente remodelado y abierto. Es de esperar que mejoren con el tiempo, porque ni la falta de experiencia justifica sus actuales falencias.
Primero, la música a toda pastilla: Jamiroquai. Luego, la lentitud: casi media hora antes de las entradas (con solo una mesa ocupada). A continuación un martini ($4.000) que se pidió seco, pero el aroma a vermut se sentía sin esfuerzo. Y venía servido en vaso. Sí, en vaso.
Para comenzar un carpaccio muy frío ($5.900), con unas peregrinas láminas de pato curado y parmesano, aparte de unos trocitos de queso roquefort y unas cuantas tiritas ya oxidadas de alguna hierba. A la par, un gratín de cebolla ($5.900), una versión más seca de la sopa misma, con harto pan y parte de las cebollas quemadas.
A continuación, unos fetuccinis frescos ($7.900) con una supuesta salsa de foie gras que no se sentía, aparte de trozos muy grandes -ni siquiera "láminas" como decía en la carta- del ya mentado hígado. Al mismo tiempo una tartiflette ($5.900), un sencillo y llenador gratín de papas con cebolla caramelizada, con harto brie, y ensalada mixta que no llegó a la mesa.
Para terminar, se pidieron un par de cafés "cortados con un chorrito de leche fría". Llegaron dos cafés cortados y absolutamente fríos.
Aparte de esta descripción del pequeño calvario sufrido, modestamente se les sugiere que incluyan alguna fondue en su carta, aparte de no solicitar "reserva previa" para pedir raclettes (es el Mundo del Queso, ¿o no?). Los amantes del queso son legión y un sitio como este debiera ser objeto de visita obligada, si lo hicieran mejor.
Providencia 1421, 22319139.