Señor Director:

Presentada por la Universidad Católica, fui candidata al Premio Nacional de Música; no lo obtuve, pero no me siento afectada. Tratándose de un premio donde hay competidores, siempre habrá unos que ganan y otros que pierden.

Conocí a León Schidlowsky cuando aún vivía en Chile y recuerdo que era un músico muy talentoso. Sobre su música no me pronuncio porque me parece que es un fiel reflejo de esta era tecnológica, deshumanizada, con la cual no me siento identificada. Lo que naturalmente no le quita mérito alguno al compositor.

Hago este preámbulo porque ha habido varios reclamos, sobre todo de compositores de música popular, que han dicho que quienes otorgan el premio odian ese género de música, lo que en cierta medida comprendo, porque pocos saben de cómo se generó este premio, además de no tener idea de quién era el compositor premiado, lo que en este caso no es raro , ya que este último se fue de Chile en 1969 y se radicó en Israel, donde aún reside como ciudadano israelí.

Vale la pena recordar al extraordinario pianista chileno de prestigio universal Claudio Arrau. ¿A quién podía importarle que no viviera en Chile? Sin embargo, soy testigo de cuánto costó que le dieran el premio. Las objeciones en su caso eran que vivía fuera y que no ejecutaba música chilena. Doy esta referencia para decir que si las autoridades responsables dieran una mayor información sobre el premio, todos los reclamos de los que no han sido favorecidos hasta ahora se acabarían.

Este premio fue creado en 1943 por Domingo Santa Cruz, quien fue el fundador de casi todo lo que ha sido hecho en Chile en lo que concierne a la música, y lo creó exclusivamente para compositores de música clásica o docta. A partir de esos años se había respetado esta norma, hasta que para confusión de muchos, en los últimos años el premio lo obtuvo una investigadora del folclor, una pianista acompañante y una cantante. Todas ellas sobresalientes en su especialidad, pero que representaban un cambio de criterio en la entrega del premio. Este cambio dio a pensar que el premio se había abierto a cualquier especialidad en el dominio de la música. Por lo tanto, urge una aclaración respecto a estos temas: ¿El Premio Nacional de Música seguirá dándose solo a compositores de música docta? En tal caso, ¿tiene importancia o no que ese compositor deje Chile para convertirse en ciudadano de otro país? A partir de ahora ¿podrán aspirar al premio las siguientes especialidades: ejecutantes instrumentistas, cantantes, creadores de conjuntos musicales, directores, creadores en enseñanza musical, y musicólogos?

Termino estas líneas con una reflexión. Cuando fue creado este Premio Nacional, toda la actividad musical se encontraba concentrada en la Universidad de Chile. Hoy en día, hay enseñanza musical y actividad de conciertos y ópera en varias universidades e instituciones privadas. ¿No sería justo que en el futuro el jurado del Premio Nacional fuera más heterogéneo, más equilibrado, de manera que no siempre los elegidos sean en un 90% de la Universidad de Chile?

Sylvia Soublette