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Cartas
Martes 26 de agosto de 2014
Un dato que preocupa
Señor Director:
"El Mercurio" publicó un estudio de la Universidad Católica de Valparaíso sobre una muestra de 2.058 menores de 21 años, egresados de Enseñanza Media en 2013, el que concluye que el 92% reconoce haberle faltado el respeto a sus profesores.
Para quienes estamos en el trabajo diario de los colegios, esta cifra no nos llama la atención. Somos observadores de cómo los estudiantes reaccionan, cada vez más, de manera desafiante frente a las instrucciones. Y si bien no contamos con datos estadísticos, sabemos que tampoco se respeta la autoridad de los padres, ni de los propios alumnos entre sí. ¿Cuáles son las causas que explican esto? ¿Es solo responsabilidad del colegio haber llegado a esta situación? Sin lugar a dudas que no.
En los últimos años se han dado signos que han debilitado el sentido de autoridad en la sociedad. Cuando observamos manifestaciones en que se destruyen bienes públicos y privados sin que nadie se haga responsables de dichos daños o cuando a autoridades del Estado se le arroja agua en la cara o se les escupe y sus autores quedan en la más absoluta impunidad, no nos podemos sorprender que los jóvenes no respeten a sus profesores.
Tenemos una legislación escolar con muchos derechos para los alumnos y muchos deberes para las escuelas y profesores, lo que permite la violencia y resta autoridad a los docentes. Revertir este escenario supone una tarea compartida por la familia, la escuela y la sociedad. Necesitamos un gran acuerdo nacional sobre el modelo de persona y sociedad que queremos construir y tomar las decisiones que nos permitan sentar las bases para la formación de estudiantes capaces de discernir, tener un proyecto personal de vida, de darle valor al esfuerzo y al cumplimiento del deber, de valorar su historia, de comprometerse con sus semejantes en un modelo de sociedad más colaborativa que competitiva.
Asignarle toda esta responsabilidad al sistema escolar es injusto e improductivo. Si lo que transmite el colegio no tiene su correlato en la sociedad, en los medios de comunicaciones, en la familia, en las decisiones políticas, deberemos seguir lamentando que una inmensa mayoría de nuestros estudiantes hayan perdido una norma tan básica como el respeto. Esto es de enorme gravedad y de consecuencias seguramente muy lamentables para el futuro de nuestro país. Aún estamos a tiempo de tomar decisiones correctas.
Samuel Hudson Garrido
Director Escuela Agrícola San Vicente de Paúl de Doñihue