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Editorial
Sábado 23 de agosto de 2014
Enfriamiento y tipo de cambio
"El debate de las reformas está siendo matizado por la realidad de una economía que se enfría. La situación es paradójica, porque hasta el anuncio de las propuestas (mediados de 2013), Chile estaba en posición inmejorable para discutir reformas estructurales que perpetuaran su crecimiento..."
Las cifras continúan mostrando la rápida y preocupante desaceleración de la economía. Según el último Informe de Cuentas Nacionales del Banco Central, en el segundo trimestre de 2014 el producto interno bruto de Chile tuvo una variación anual de solo 1,9%, porcentaje comparable con los observados en 2009, cuando el país sufría los embates de la crisis subprime . Además, la demanda interna experimentó una nueva caída, alcanzando en el segundo trimestre una variación de -0,9% (en el primer trimestre la variación fue de -0,2%). A esto se agrega el derrumbe de la formación bruta de capital fijo, la cuarta consecutiva, esta vez de -8,1%. El desplome de 21,1% en el componente "Maquinarias y equipos", también el cuarto consecutivo, explica esta fuerte variación.
Esta situación ha llevado a los analistas a ajustar a la baja sus proyecciones de crecimiento para el presente año. El 2,5% reportado en la última Encuesta de Expectativas del Banco Central parece hoy una estimación optimista.
Alerta que no cabe ignorar
Las vaivenes y tendencia del tipo de cambio son potentes señales de la salud de la economía. Cuando esta es vigorosa y competitiva, atrae la inversión y tiende a tener una moneda fuerte, creando presiones a la baja respecto de otras monedas, típicamente el dólar. Por el contrario, una economía poco dinámica, que no convence a los inversionistas, debería ver debilitada su moneda. La tendencia de nuestro tipo de cambio es congruente con esta última visión.
En lo que va de 2014, el peso chileno se ha depreciado en 9,99% respecto del dólar, ubicándose entre las seis naciones que han visto más debilitada su moneda en este año. En este negativo ranking, Chile solo es superado por Ghana (su moneda ha sufrido una depreciación de 39% en 2014), Ucrania (38%), Argentina (21%), Kazajistán (15%) y Uruguay (10%). En este contexto, el continuo debilitamiento del peso chileno debe interpretarse como otra señal de alerta del escenario para nuestra economía. Chile no puede ser comparado, bajo ninguna métrica o variable, con un grupo de países de este tipo, caracterizados por complejos escenarios internos -económicos o políticos-, con la posible excepción de Uruguay, que sufre las consecuencias de tener una economía fuertemente influida por la salud de la economía argentina.
La dinámica de nuestro tipo de cambio también ofrece la oportunidad de analizar la salud de nuestra economía en el contexto regional. Esto es particularmente importante, ya que se ha argumentado que la desaceleración de Chile respondería a elementos externos más que internos.
Sin duda, la desaceleración china y su rol sobre el fin del boom de los commodities , así como también el término de la política monetaria expansiva de EE.UU., son factores ajenos a nuestros temas internos, que causan presiones naturales sobre el tipo de cambio.
Sin embargo, la hipótesis de una causa externa para la debilidad de nuestra moneda está siendo cada vez más difícil de defender a la luz de la realidad de algunos de nuestros vecinos. En particular, las monedas de Perú y Colombia, que por sus características productivas comparten riesgos externos similares a los de Chile, han tenido una dinámica muy distinta de la del peso chileno. El nuevo sol peruano comenzó 2014 cotizándose en 2,79 soles por dólar, manteniendo una leve tendencia al alza durante los últimos 5 meses, hasta alcanzar esta semana niveles en torno a 2,82 soles por dólar. En el caso de la moneda colombiana, el valor observado el 2 de enero de 2014 fue de 1.925 pesos por dólar y, a diferencia del sol peruano y del peso chileno, la tendencia ha sido a una leve apreciación, cerrando esta semana en valores cercanos a 1.918 pesos por dólar. En ambos casos la situación difiere sustancialmente de lo observado en Chile cuestionando la hipótesis de que la situación cambiaria y la delicada salud de nuestra economía tienen sus causas solo en factores externos.
¿Buen momento para las exportaciones?
Pero como suele ocurrir en economía, la debilidad en un sector se traduce en oportunidades en otros. El alto tipo de cambio ofrece el ambiente adecuado para que nuestro sector exportador se transforme en el motor de nuestra economía. Lamentablemente, no parece ser el caso: en el segundo trimestre de 2014, las exportaciones sufrieron una caída de 0,4%. Es de esperar que esta situación se revierta.
Por su parte, el Gobierno ha impulsado una ambiciosa agenda de política fiscal expansiva, que incluye las millonarias capitalizaciones de Codelco, Enap y el Banco Estado, a lo que se agregan las nuevas iniciativas para impulsar la productividad. Es de esperar que estas medidas puedan efectivamente generar el impulso requerido. De otro modo no solo nuestra moneda seguirá debilitándose, sino también nuestra economía.