Cuentista, novelista, pintor, creador de novelas gráficas, José Gai, aunque se haya iniciado tarde en el ámbito de la narrativa, destaca en el panorama criollo por su versatilidad y su capacidad de llegar a los lectores con historias bien hiladas y bien escritas.
El caso P. es su segunda incursión en el género de la novela negra, tras la celebrada Las manos al fuego (2006) y, tal como en otros de sus libros, hay un juego incesante entre pasado y presente, entre memoria y vivencia, que resalta quizá más en esta novela por el momento en que se sitúa el relato: corre 1995, en el sur del país el Mamo Contreras se resiste a su detención; en Maipú, un psicópata sexual siembra el terror y, en otros barrios, un asesino en serie manda mensajes a la policía anunciando crímenes que cumple con rigor.
Y si los dos primeros elementos pertenecen a la historia real de Chile, la trama que introduce Gai pone el contrapunto de una ficción que calza perfectamente con el clima de un país que no ha resuelto sus deudas con el pasado y cuyos fantasmas acechan incluso a un subcomisario que destaca tanto por su capacidad investigativa como por su rectitud. En el camino se cruza con una vidente que resulta de gran ayuda para resolver el caso del llamado "Psicópata del Alfabeto", porque graba una letra en la piel de las mujeres que asesina. Hay alguna debilidad estructural en la novela; las pistas (para el lector, no para el subcomisario Ayala) aparecen tarde y de modo un tanto gratuitas; y el doble tramado de las investigaciones policiales y los aportes de la vidente pierde consistencia y continuidad por la introducción de otros elementos en la novela. Pero quizá con eso Gai quiso acercarse más a la manera en que ocurren las cosas y más todavía en el particular momento histórico en que se sitúa la novela, cuando el prestigio de las instituciones policiales estaba en entredicho y los juegos de trascendidos con la prensa desempeñaban un importante papel como elementos distractores. A pesar de esas debilidades, la novela consigue un clima de tensión que sostiene bien el relato y se da también espacio para que el protagonista pase revista a un pasado de errores y culpas del que resulta difícil redimirse no tanto a los ojos de otros, sino frente a la propia conciencia. Gracias a ello el relato alcanza una densidad mayor y en línea con la trayectoria de Gai, un escritor que sabe bien cómo interrogar a los tiempos.
José Gai. Tajamar Editores, Santiago, 2014. 200 páginas.