Señor Director:

La discusión política en torno al sistema electoral, en los último días, se ha centrado en un fenómeno que no se había previsto, y mucho menos convenido, nacido del planteamiento por parte de algunos partidos para incorporar, dentro de los pactos a que se refiere la ley, la posibilidad de celebrar subpactos por algunos de los integrantes de la coalición política que han constituido.

Desgraciadamente, como en muchas oportunidades que hemos tenido ocasión de destacar, los dirigentes olvidan los fundamentos o razones que han inspirado las reformas políticas que discuten. En esta oportunidad, entre las muchas circunstancias que han movido a la reforma que, en general, se ha aprobado, se tuvo presente un hecho que se estimaba y estima muy grave, como es la exclusión en la representación política de las pequeñas colectividades partidarias o de opinión que, no obstante su importancia, pero habida consideración de su aislamiento, no elegían integrantes en los órganos legislativos.

La incorporación de los subpactos propuesta podría llevar a resultados semejantes de aquellos que se quiere evitar o combatir. En efecto, si prosperara la proposición a que aludimos, podría ocurrir que algún partido sea integrado entre los partidos de alguna coalición con el solo objeto de aprovechar sus votos en el conjunto, pero que, como consecuencia del subpacto celebrado entre algunos de sus integrantes, ese pequeño partido solo sirva para aumentar el caudal de voto del conjunto, pero su votación no podría ser aprovechada por los candidatos del partido excluido del subpacto.

En definitiva, la eventual aprobación de los subpactos llegaría a producir el mismo efecto que se quiso combatir con la eliminación del binominal, en cuanto a evitar la representación de algún partido político.

Jorge Ovalle Quiroz