Señor Director:
En la
carta del pasado domingo 17 de agosto observamos un genuino interés del vicepresidente de la Conacep, Rodrigo Ketterer, por explicitar sus motivaciones personales para estar en el área de la educación y relevar nuestras coincidencias, más que nuestras naturales diferencias de visión de la realidad, cuestión que valoramos y agradecemos.
Aun así, nuestras miradas discrepan en algo fundamental. Normalmente, en las salas de clases hay niños y jóvenes sin hábitos de disciplina, que distraen al resto, que no manifiestan interés por aprender y no obtienen refuerzos positivos en sus hogares: esta realidad no se concentra en las salas de las escuelas municipales con 35 o 45 estudiantes, como afirma Ketterer.
En efecto, en las dos últimas décadas hemos estudiado, evaluado y generado parte de la evidencia nacional e internacional que demuestra que en todos los contextos sociales hay estudiantes interesados por aprender, tanto a nivel escolar como universitario. Por ejemplo, los "estudiantes Top 10%" de la nómina nacional de puntajes ranking de notas de enseñanza media del quintil uno logran mejores resultados académicos que los alumnos "no Top 10%" de los quintiles superiores en todas las universidades que hemos analizado. Esto se explica porque normalmente los estudiantes más aplicados, por ejemplo los Top 10% de todos los quintiles, tienen en común un interés, gusto y facilidad por el estudio, además de hábitos de lectura, superiores que la media nacional.
Este redescubrimiento es la piedra angular de las Becas de Excelencia Académica, de los Cupos Supernumerarios, de los dieciséis propedéuticos reconocidos por la Unesco, de los programas de inclusión con excelencia que ofrecen las universidades de Chile, Católica y Diego Portales, y también del Programa de Acompañamiento y Acceso Efectivo, PACE, iniciado este año por el Mineduc.
A diferencia del vicepresidente de la Conacep, nuestra evidencia muestra que la poca cultura del esfuerzo no se concentra en los colegios municipales, donde estudian muchos de nuestros hermanos más pobres.
Antonio GarcíaFrancisco Javier GilAsesores de Inclusión Mineduc