Otra admirable visita de la escena porteña, "Tierra del fuego" -teatro de un peso ético y artístico inhabitual aquí- le hinca el diente al conflicto palestino-israelí justo en uno de sus momentos más críticos, en una obra que les da voz a ambas partes. A ver si los espectadores sensatos pueden sacar algo en limpio de ella.
Principal responsable es su dramaturgo, Mario Diament, uno de los autores argentinos más prestigiosos dentro y fuera de su país, que con lucidez y perspicacia no teme abordar los temas más espinudos.
"Tierra del fuego" ficciona un hecho real: en 2000, una pacifista israelí visitó en Londres a un terrorista palestino que cumplía presidio perpetuo por el atentado en que ella resultó baleada y su mejor amiga muerta. La acción se aboca básicamente a recrear cómo pudo ser ese tenso encuentro.
Teatro de tesis, deja que los dos personajes expongan sus posiciones y motivos. La parsimoniosa, solemne dialéctica, se sostiene en la idea de que abriéndose a conocer a quien es diferente, si se logra tocar la humanidad del enemigo, ya se da un gran paso. Avanza sistemáticamente a comprobar su conclusión, algo didáctica y previsible, de que "si conversamos, podremos llegar quizás a entendernos, pero si seguimos exterminándonos mutuamente, al final no quedará nadie".
No obstante, lo más interesante de la obra es que plantea, con una honestidad que desarma, la postura -creciente entre los sectores judíos más progresistas- de que el horror de la matanza debe terminar; y que comienza a aceptar que la raíz del conflicto está en la usurpación territorial. Como protagonista, Yael -y no Hazzán- es quien evoluciona. A través de una serie de escenas cruzadas, ella interactúa con otros personajes y se opone a la resistencia de sus pares. Diament, de ancestros judíos, tiene el coraje de lanzar su premisa en Buenos Aires, capital que concentra la mayor comunidad judía del continente.
La entrega se sustenta en actuaciones bien calibradas y de gran vehemencia, lo que eleva su fuerza. La mesa y sillas se ubican sobre lo que en principio parece una alfombra, pero luego nos damos cuenta de que es una capa de tierra . O sea, Yael y Hazzán comparten el mismo suelo.
Teatro Finis Terrae. Pocuro 1935. Hoy y mañana, a las 21:00 horas. General $12.000.