Señor Director:
En su
carta de ayer, Fernando Zegers -imagino que desde la perspectiva moral de la Universidad Diego Portales, donde trabaja- plantea dos líneas argumentales para defender la píldora del día después (levonorgestrel): una, negar que tenga efecto abortivo ya que no impediría la implantación del embrión; otra, afirmar que no hay interrupción del embarazo porque este solo se iniciaría con la implantación.
Más allá de que respecto de lo primero no tema en descalificar la información en contrario que proporciona el organismo oficial encargado de controlar los fármacos en todo Estados Unidos: la FDA, lo que es evidente es que ambas argumentaciones son incoherentes. Pues, si la evidencia científica descarta el efecto antiimplantatorio de la píldora, ¿qué sentido tiene esforzarse por redefinir los conceptos de embarazo y de aborto, dejando sin protección al concebido antes de su implantación?
Hernán Corral T.