El primer "piquito" de la TV chilena no fue el que Miguel Bosé le dio a la Bolocco en 1999, en "La noche de Cecilia". El primer beso espontáneo entre animador y entrevistada se vio en blanco y negro. Fue en 1973 y se dio entre el entonces "niño maravilla" de TVN, César Antonio Santis, y una periodista excéntrica (y futura famosa escritora) llamada Isabel Allende. El hallazgo lo hicieron los realizadores de "El menú", que llevan cinco años buceando en los archivos del canal público para hacer este programa diario de recuerdos televisivos.
"El menú de Tevito" partió en 2009 y duraba solo media hora. Era el típico programa bisagra entre el matinal y el noticiero de la tarde. TVN lo armó aprovechando el ambiente de nostalgia por la celebración de sus 40 años. El espacio cumplió, alcanzando un promedio de seis puntos de rating (muy dignos para ese horario), y se mantuvo el año siguiente como un misceláneo, conducido por una voz en off , que mostraba diversos momentos televisivos. En los tres años que siguieron se convirtió en un ranking temático. Un día mostraba los 30 mejores baladistas del Festival de Viña: otro, los 30 mejores finales de teleseries. Y así.
Hasta que este año "El menú" se puso mantel largo y, por primera vez, se transmite en vivo, con animadores (Claudia Conserva y Fernando Solabarrieta) e invitados en un estudio. Los recuerdos se dan en forma temática, por capítulos, y continúan los hallazgos freaks, que ahora no se llaman "postres" sino "joyitas". La elección del foco es dispareja y, a veces, la temática es demasiado amplia e imposible de abarcar, como ayer, cuando se trató de "la década del 70". Se acierta más cuando el foco se afina, como el viernes, cuando se abordó "la música ranchera", y hubo un delirante final con Solabarrieta bailando un corrido con Ignacio Franzani.
Pero la principal gracia de esta nueva etapa está en los invitados en el estudio -protagonistas de 'momentos televisivos'-, sobre todo cuando estos logran con los animadores esa intimidad de quienes están en el mismo negocio. Cuando hablan el mismo lenguaje, cuando unos y otros se sorprenden con revelaciones de hechos tras las cámaras. No se da siempre, pero cuando se logra, se completa parte de la historia de nuestra TV, que este programa escribe desde hace cinco años.