Tratando desesperadamente de parecernos a los europeos, terminamos más sudamericanos que nunca.
Cuando nos vendieron el "cambio de formato" del fútbol chileno, los dirigentes apostaron obviamente a lo que más les interesaba: una ventana atractiva de eventuales transferencias y la posibilidad de comprar más barato. La intención de hacer un largo receso en invierno tenía un aspecto utilitario (privilegiar a la selección), pero también uno conceptual, que sorprendió por su ingenuidad.
Querían cambiar la estacionalidad para hacer negocio, aprovechando los mercados que se abren en esa época y no en el verano. O sea, Europa. ¿Cuántos jugadores lograron finalmente vender al mejor mercado del mundo? Los cuento con los dedos de una mano. ¿Y qué consiguieron a cambio? Un enredo que cuesta entender.
De partida, llamarle "Campeonato de Apertura" al que está cerrando el año, es una contradicción y una tontera, pese a que apenas es una anécdota. Lo peor, lejos, es el clima de incertidumbre con que empezamos el campeonato, demostrando que son expertos en bajarle el perfil a su principal producto. Hoy estamos más preocupados de los que se pueden ir o llegar que de los que están, nos ilusionamos con grandes retornos que difícilmente se producirán y no sabremos, a ciencia cierta, cuáles serán los planteles definitivos...¡hasta la cuarta fecha del torneo! Es decir, cuando se haya jugado casi un 25 por ciento del certamen.
Este sistema absurdo provoca que Falcioni aún no sepa si debe reemplazar o no a Enzo Roco en su defensa, que Tapia no pueda armar su mediocampo por la incertidumbre de la venta de Pavez, y que Lasarte -con un Canales en gran forma- tenga que andar explicando si le traerán a Pinilla, Henríquez o cualquier otro para un puesto que el mismo entrenador dice tener cubierto.
El torneo con más inversión de los últimos años se queda siempre corto por la expectativa que generan los mismos clubes para traer nuevos jugadores, con lo que el hincha, cuando los voladores de luces no se concretan, quedan con sensación a poco. Y los de menor caja, siguen esperando los retazos y saldos que se producirán en un mercado interno que tendrá movilidad...por otras dos semanas. Aunque cueste creerlo.
Con torneos cortos lo importante es arrancar con todo, deportiva, comercial y promocionalmente hablando. Pero este invento, que se suponía iba a ordenar las cosas, terminó por enredarlas irremediablemente. No quisiera ser odioso, pero cabe recordar que los clubes disponían de dos meses para preparar sus equipos, lapso que no aprovecharon porque aún hoy sus estructuras están en diseño.
Por eso, en el escenario absurdo que nos vendieron, se cumplió un propósito raro: estamos esperando que empiecen las ligas en Inglaterra, España e Italia. No es poco.