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Sábado 26 de julio de 2014
Las dos visiones de la DC que se medirán hoy en la Junta Nacional
Pese a que las principales tendencias internas de la colectividad -el oficialismo y la disidencia- suelen manifestar sus diferencias, en esta oportunidad tendrán varios puntos de encuentro en sus votos políticos.
Macarena Vega y Rienzi Franco
Oficialismo: "La DC acuerda acentuar su personalidad política en la realidad chilena"
Además de ser el principal candidato del oficialismo al consejo nacional, el ex presidente DC Gutenberg Martínez fue uno de los redactores del voto político que ese sector presentará hoy en la Junta Nacional. También participaron en la redacción del texto el secretario nacional del partido, Víctor Maldonado, y el vicepresidente Fuad Chahín, entre otros.
Así, al menos tres corrientes internas de la colectividad estarán representadas por este voto: un sector de los "guatones", a través de Martínez; los "príncipes" con Maldonado -en representación del presidente del partido, Ignacio Walker-, y los "colorines", a través de Chahín.
En el documento se plantea el rol histórico de la DC, se habla de temas que están hoy en el debate y que fueron parte de las definiciones del congreso ideológico de 2007 -como nueva Constitución, fin al lucro y AFP estatal-, y se reafirma el compromiso de la DC con el Gobierno, la Nueva Mayoría y el programa de reformas.
Pero sobre todo se enfatiza en un concepto: la identidad de la DC.
"Nadie puede llamarse a engaño en que el respaldo y aporte de la DC a las transformaciones que Chile requiere se hace desde su inspiración y compromiso doctrinario", planteaba el último borrador que manejaba el sector anoche, aunque enfatizaban que el texto era susceptible de tener pequeñas modificaciones durante el día.
Respecto de la Nueva Mayoría, dice que la DC concurre a este acuerdo programático "en el entendido de que es a lo menos el encuentro entre dos grandes mundos: el humanista cristiano y laico, y la izquierda con vocación democrática".
En este punto, sin embargo, también plantearán que observan con "mucha preocupación la existencia de intentos para hegemonizar el acuerdo vigente caracterizado como de centro izquierda hacia un acuerdo solo de izquierda. Y una desvalorización, y en muchos casos ataque permanente, hacia las opiniones de la DC y sus dirigentes". Esto, dice el texto, es rechazado al interior del partido, y lo harán ver "en las más altas instancias" del bloque.
El principal mensaje, respecto de la identidad, se aborda diciendo que "la DC acuerda acentuar su personalidad política en la realidad chilena, fortalecer su aporte e identidad humanista cristiana, y sus propuestas a favor de la humanización de nuestra sociedad (...) buscaremos afianzar una base electoral propia sustentada en su identidad y en sus características".
Entre otros aspectos, se reafirma también que impulsarán los acuerdos, pero que la DC "bajo ningún respecto entiende sus acuerdos políticos como una estrategia de buenos y malos, de adversarios irreconciliables o enemigos declarados" y que "para el correcto gobierno y la debida profundización de nuestras lealtades, y buscando una mínima eficiencia para el desarrollo del programa, es imprescindible consultar, oportunamente -esto es previamente-, a las corrientes políticas en las materias que contengan proyectos esenciales del Gobierno".
Finalmente, se planteará que este gobierno será juzgado por la concreción de dos objetivos: "El cumplimiento del programa y la validación de la mayoría de la centroizquierda en un nuevo gobierno".
Disidencia: impulsar cambios, pero "no desde una postura quejumbrosa y chovinista"
Desde hace un par de semanas, la denominada disidencia a la mesa directiva de la Democracia Cristiana comenzó a trabajar en el voto político que hoy presentarán en la Junta Nacional de la colectividad.
Con este fin, los principales representantes de esta tendencia que lidera el presidente de la Cámara de Diputados, Aldo Cornejo, sostuvo diversas reuniones con quienes también integran este grupo: Gabriel Silber, el senador Jorge Pizarro y Yasna Provoste.
Esta última es quien medirá fuerza con Gutenberg Martínez por obtener la primera mayoría en la elección de consejeros.
Todos ellos redactaron un documento que propone, entre otras materias, exigir "de nuestros socios de coalición tolerancia y respeto para nuestro partido, para nuestros dirigentes, para nuestras propuestas y postulados. Lo hacemos como un partido que impulsa los cambios y las transformaciones hacia un nuevo Chile; y no desde una postura quejumbrosa y chovinista".
Esta reflexión apunta directamente a la conducción de la DC. Desde donde se han emitido reclamos de "maltrato" al partido ante los debates surgidos en torno a las reformas educacional y tributaria que se discuten en el Congreso.
En tanto que sobre la identidad partidaria plantea que se ratifique "la definición de la Democracia Cristiana como un partido de vanguardia, promotor de los necesarios cambios con capacidad de articular mayorías políticas con otras fuerzas de centroizquierda que permitan mejorar sustantivamente nuestra democracia".
Precisamente, la apuesta de la disidencia es que se establezca "un partido reformista que propone cambios al statu quo y no la de un partido de centro moderado y conservador que opta por mantener las situaciones, y cuyas alianzas políticas son funcionales y no tienen identidad progresista".
Y agrega que "resulta urgente entonces repensarnos a fondo en nuestra institucionalidad, estar dispuestos a cambios mayores en nuestra estructura y mecanismos de participación; en nuestros mecanismos e instituciones de decisión y en nuestros lenguajes y formas de comunicación. Debemos darles más protagonismos a las estructuras locales y regionales, debemos potenciar el desarrollo de las organizaciones de la sociedad civil, debemos abrir el partido a la nueva realidad social y política del Chile del siglo XXI".
El texto también apunta a la convivencia interna en la colectividad. "Uno de los principales problemas de la DC tiene que ver con su incapacidad de procesar sus conflictos internos. No solo no se respetan los acuerdos, muchas veces ni siquiera se considera necesario tener posturas comunes frente a temas relevantes. Las agendas propias y los intereses particulares de muchos dirigentes se privilegian sin ningún costo frente a la ausencia o no de los acuerdos colectivos".
Mientras que, en la parte final del texto, señala que "cada día dejamos más de ser un partido y nos parecemos más a una turba desorganizada. Nos quejamos por la pérdida de influencia, pero al mismo tiempo entregamos todos los espacios para influir y ser respetados".