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Editorial
Martes 22 de julio de 2014
Las razones de la subida del dólar
El que en Chile estemos embarcados en una estrategia monetaria expansiva, cuando en el exterior los intereses podrían comenzar a subir, desalienta la entrada de capitales al país y promueve el alza del dólar...
Tras varias semanas de calma, el dólar ha vuelto a subir en el mercado local y acumula un alza de más de 30 pesos a lo largo del año. El fenómeno de la apreciación del dólar también se observa en el resto de América Latina y en el Asia, pero llama la atención que sea el peso chileno una de las monedas que más han retrocedido. El hecho es favorable para nuestras exportaciones, porque permite acceder al mercado mundial con costos más competitivos, pero es negativo para el consumidor, ya que eleva el precio de la amplia gama de productos de origen importado que suele comprar.
El alza del dólar en el mundo es un reflejo de la paulatina recuperación del dinamismo de la economía de EE.UU. y de la creciente probabilidad de que el Banco de la Reserva Federal se vea obligado a incrementar las tasas de interés en unos trimestres más para evitar la incubación de presiones inflacionarias. En el mundo emergente, y en particular en América Latina, a ello se suma la percepción de que China ya no podrá seguir sosteniendo una demanda tan fuerte por metales y otros productos primarios, cuya bonanza comenzaría a quedar atrás. Ambos factores alientan a los inversionistas internacionales a mover sus capitales desde países como el nuestro a Estados Unidos o Europa. Resultado de ello es el marcado debilitamiento de las divisas de las economías emergentes.
Pero en Chile el fenómeno parece agravado por factores de origen doméstico. Por una parte, la inauguración del nuevo gobierno ha sido seguida de una ráfaga de anuncios y proyectos de ley que han causado preocupación en los empresarios y los consumidores. Los indicadores de expectativas marcan un drástico deterioro del clima de optimismo que reinaba hasta hace pocos meses. El dólar suele ser un buen barómetro de la incertidumbre, porque cuando ella arrecia, los inversionistas en general buscan refugio en depósitos o valores denominados en la moneda norteamericana. La reciente firma del protocolo de acuerdo tributario entre el Gobierno y la oposición podría ayudar a crear un clima más constructivo, pero quedan aún muchas incógnitas por despejar. En la redacción de las correspondientes indicaciones al proyecto de ley en trámite, el Gobierno debe plasmar lo acordado y rectificar en forma inequívoca aquellos aspectos de su proyecto original que han provocado mayor incertidumbre.
El otro factor que explica la pronunciada depreciación del peso son las señales que ha emitido el Banco Central ante el debilitamiento de la economía. En un esfuerzo por reanimar la demanda, y sin perjuicio del inquietante aumento de la inflación por sobre el 4% interanual, ha reducido por quinta vez la tasa de interés de política monetaria desde octubre pasado. En el mercado se espera que prosiga en esa dirección en los meses venideros, y las declaraciones de los máximos personeros de la institución avalan esa visión. El que en Chile estemos embarcados en una estrategia monetaria expansiva, cuando en el exterior los intereses podrían comenzar a subir, desalienta la entrada de capitales al país y promueve el alza del dólar.
Desde luego, el Banco Central no puede sino estar consciente del impacto en el mercado cambiario de sus decisiones de política monetaria. Siempre que se mantenga dentro de ciertos márgenes, el alza del dólar ayuda a la reactivación de la agricultura y la industria, sectores de gran orientación exportadora o sustituidora de importaciones. Pero una depreciación exagerada del peso podría elevar mucho el costo de las importaciones y transformarse en una presión inflacionaria. En tal caso, y ante el riesgo de un vuelco desfavorable en las expectativas de inflación, el Banco Central no tendría más remedio que girar hacia una política más restrictiva, aunque transitoriamente ello pudiera impactar negativamente sobre la actividad económica. Por eso, la autoridad debe medir muy cuidadosamente sus pasos e intensificar los estímulos monetarios solo si el horizonte inflacionario está verdaderamente despejado.