Señor Director:

Durante su reciente visita a Argentina, el Presidente chino Xi Jinping anunció el apoyo de Beijing, con aproximadamente US$ 4.400 millones, para el desarrollo de dos centrales hidroeléctricas en la Patagonia argentina, lo cual fue celebrado por el gobierno argentino, casi a la altura del vicecampeonato mundial de fútbol. En cambio, al otro lado de los Andes nos damos el lujo de detener e impedir cuanto proyecto hidroeléctrico se pretende desarrollar, siendo que ellos constituyen nuestra principal fuente para generar electricidad en forma independiente y permanente.

Es más, proyectos como HidroAysén y Energía Austral nos habrían permitido no solo asegurar nuestra capacidad energética sino, incluso, exportar excedentes de electricidad a Argentina. Lamentablemente, desde la crisis del gas argentino en 2004, no hemos sido parte de la "solución" -como manifestó el ex Presidente Lagos- sino que hemos agravado el problema y nuestros gobiernos no han tenido la visión de futuro ni la capacidad política para enfrentar con decisión el grave problema energético que enfrenta y seguirá enfrentando nuestro país.

Hemos perdido 10 años para haber avanzado en establecer los adecuados protocolos y acuerdos de integración con Argentina que hubieran facilitado la construcción de una línea de transmisión por territorio argentino y que permita (fuera de aquella línea que -supuestamente- se construiría por nuestro territorio) evacuar toda la potencia existente en el extremo austral de nuestro país y así suministrar la electricidad necesaria no solo a nuestro país sino, en parte, a la propia Argentina.

En cambio, luego de años de crisis energética, Argentina parece haber asegurado el financiamiento para el desarrollo de estas centrales hidroeléctricas, las que unidas a las reservas de shale gas en Vaca Muerta le darán a la Argentina la independencia energética que tuvo en el pasado y, probablemente, nosotros importaremos recursos energéticos de ellos y no al revés, aumentando nuestra crítica dependencia energética del exterior. Mientras tanto nosotros seguiremos teniendo la Patagonia sin represas, pero un Chile a oscuras y empobrecido y con la calle reclamando por los precios de la electricidad.

Gonzalo Delaveau S.