Me da gusto ver cómo Platón vuelve a escena.
En la revista Scientific American del próximo agosto, tres autores escriben "El agujero negro al comienzo del tiempo". Son físicos de la U. de Waterloo, Canadá.
Uno es Niayesh Afshordi, otro Robert B. Mann, y la tercera es Razieh Pourhasan, iraní, súper bonita. Me tinca que ella es la pluma.
Razieh comienza recordando la cueva de Platón, con sus prisioneros que no han visto nunca nada más que las sombras que proyecta una vela, la única realidad que conocen. Esa es la realidad, las sombras de la vela.
Razieh se instala mirando el tiempo como una dimensión más. Y llega al comienzo, al Big Bang, la esfera donde estuvo toda la materia-energía. Hace 13 mil 700 millones de años, aproximadamente.
Ella quiere decir que el Big Bang es como las sombras de la cueva que ven los prisioneros. No pueden ver más allá, no podemos ver más allá.
A ella no le gusta eso. Le cuesta concebir el Big Bang y calcular esa pelotita, un concentrado de materia-energía, que estalla. Lanza preguntas porque quiere ir hasta antes del Big Bang.
Sabemos que, fuera de la materia que vemos (apenas un 5% del total de materia), están la materia oscura (un 25%) y la energía oscura (un 70%). ¿Qué será eso? ¡Por qué!
Y si el Universo se está inflando, ¿irá a detenerse? ¿qué lo infla?
Y lo más complicado, ¿cómo comenzó todo esto? Ella mira el tiempo, es una línea.
Razieh apela a los hologramas, esas representaciones en tres dimensiones que parecen salir de una imagen guardada en dos dimensiones. Como los sellos de las cajitas de los videojuegos, que aparecen más gruesos de lo que realmente son.
Ella dice que esta cuestión de los hologramas no es chiste. Nos hacen pasar de las dos dimensiones a las tres dimensiones.
Igual como en el caso de los hologramas, podemos pasar de algo que tiene tres dimensiones y está en el tiempo -como la pelotita del Big Bang-, a algo que tiene cuatro dimensiones y está en el tiempo.
Ella dice que no sabe qué es esa dimensión número cuatro, pero no importa. La mayoría de las cosas no se saben.
Entonces ella imagina un agujero negro cuyos bordes son invisibles, este agujero negro es de cuatro dimensiones más el tiempo. Los agujeros negros tienen tanta fuerza de gravedad que chupan todo lo que hay a su alrededor, incluso la luz.
Y allí adentro es donde ocurre el Big Bang. No se ve el Big Bang.
Con esa teoría, la bella iraní puede acercase más a explicarse la energía oscura, la inflación del universo y otras preguntas de la física. El agujero negro es como una cajita de sorpresas que tiene adentro el Big Bang.
Sustituye un universo que comienza en el Big Bang por otro: el que brota de un gran agujero negro.
Pero, se pregunta, ¿y de dónde salió el "padre" del universo? (El universo de cuatro dimensiones más el tiempo). No lo sabe.
Entonces regresa a Platón: cuando los prisioneros salieron de la cueva vieron el Sol, "el autor de todo lo que vemos", no comprendieron los poderes del Sol, tal como nosotros no comprendemos el universo 4D. "Pero, a lo menos, sabían dónde buscar las respuestas", y Razieh cierra el artículo.