Esta es la historia del grupo de rock
The Four Seasons, que ocupó un lugar prominente en la música popular norteamericana entre mediados de los 50 y mediados de los 60, con diversos nombres y muchos participantes. El relato fue previamente simplificado por un exitoso musical de Broadway con el mismo nombre, que es la base de la película realizada por un cineasta melómano que nunca ha sido reconocido como tal: Clint Eastwood.
Por debajo de la textura del musical hay, sin embargo, un drama. En lo medular, y a riesgo de desbrozar en exceso el follaje formado por muchos detalles y notas personales, este drama es la confrontación entre un adolescente que quiere escapar de su medio empobrecido, el talentoso vocalista Frankie Valli (John Lloyd Young), y su amigo, el ya contaminado guitarrista Tommy DeVito (Vincent Piazza).
La clave principal es una definición sobre el destino de los jóvenes de Jersey: quien quiera ser alguien en los 50, tiene por opciones el Ejército, la mafia o la fama. Es lo mismo que toca a los protagonistas de Brooklyn de Buenos muchachos, la gran película de Martin Scorsese, acaso la más influyente de los últimos 30 años. Por todo lo que Buenos muchachos aborda la opción de la mafia rodeada por la fama, Jersey Boys explora el camino de la fama cuidada por la mafia.
Las conexiones entre ambos filmes son tantas en el estilo -múltiples narradores, múltiples puntos de vista, montaje de asociaciones- y en el relato -muchos personajes, desarrollos superpuestos, Joe Pesci, gloria y derrota- que es casi imposible no ver Jersey Boys como una variación de Buenos muchachos, un intercambio entre dos cineastas cristianos donde uno (Eastwood) es más bondadoso que el otro (Scorsese), pero ambos comparten cierta bronca y un mismo escepticismo frente al "sueño americano", la promesa de que es posible salir de la nada para ser, por fin, alguien.
La clave secundaria es un brevísimo momento en una noche de Navidad en una suite denominada "Frank Sinatra", donde el letrista Bob Gaudio (Erich Bergen) ve la serie de televisión Rawhide, protagonizada por Clint Eastwood. Aunque el director ha dicho que esta no fue una idea suya, sino del guionista, parece una marca de pertenencia respecto de la época en que se sitúa la película, el momento de la juventud que se añora y, junto con ello, el sentimiento de pérdida de una inocencia nacional que ha sido uno de los grandes temas de Eastwood, en Bird, Un mundo perfecto o Jinetes del espacio.
Eastwood es un cineasta entrañable e irritantemente irregular, que nunca será igual a Scorsese, como lo certifica este tributo indirecto a la obra de este último. Pero, por todo lo bajo que puede volar Jersey Boys, siempre la apoyará la enorme sombra de Buenos muchachos, que es como un halcón sosteniendo a una paloma.
Jersey Boys. Dirección: Clint Eastwood. Con: John Lloyd Young, Vincent Piazza, Erich Bergen, Michael Lomenda, Christopher Walken, Joseph Russo. 134 minutos.