Esta película, victoriosa en el Festival de Cannes, dura tres horas e incluye dos capítulos en la biografía de Adèle (Adèle Exarchopoulos), una estudiante de secundaria en busca de sí misma. La historia transcurre en Lille, a lo largo de algo más de cinco años y se divide, funcionalmente, entre el período en que la protagonista aún está en el colegio y aquel en que se inicia en el mundo laboral.
En la primera parte (¿el "capítulo 1"?), Adèle, hija de una familia conservadora de clase trabajadora, tiene unos 17 años y cursa los últimos años de la enseñanza media. El estudio de un autor verboso y romántico del siglo XVIII, Pierre de Marivaux, y su novela La vida de Marianne, coincide con la interrogación de Adèle acerca de su sexualidad. La joven descubre, de manera vacilante y avergonzada, que le gustan más las mujeres que los hombres.
Pero este hallazgo solo se vuelve importante cuando se cruza en su camino Emma (Léa Seydoux), una mujer algo mayor, con el pelo pintado de azul, que estudia arte y es una lesbiana activa y asumida. A diferencia de Adèle, Emma proviene de un hogar de padres separados, liberal y de clase alta. La familia de Adèle es especialista en tallarines con salsa; la de Emma, en ostras. Tal simpleza aparece extrañamente subrayada en la película.
Esta primera parte contiene una secuencia de amor lésbico, situada cerca de la mitad del metraje -como si fuese su centro-, de casi siete minutos de duración, con 42 planos que estrujan los ángulos sensuales hasta el borde del porno. Las únicas otras dos secuencias de sexo ocurren en las casas familiares de ambas, otro contraste simplificador.
En la segunda parte, Adèle es una educadora de párvulos, adora a los niños y ama a Emma, aunque ahora su seguridad y su fidelidad trepidan entre el deseo y la realidad. La relación se encamina hacia el desastre, cuando es ostensible que Emma domina la relación.
Más que dos capítulos o dos partes, La vida de Adèle parece contener dos textos superpuestos, no continuos. En uno prevalece la exploración de la joven por la vía de una sexualidad atormentada y culposa, rodeada de referencias artísticas e intelectuales que la sitúan dentro de una corriente más cultural que personal. En el otro hay un esfuerzo de intimidad que intenta interpretar zonas profundas de la femineidad sin pretextos racionales.
El cineasta de origen tunecino Abdellatif Kechiche presenta lo que debió ser un duro ejercicio de realismo -escenas improvisadas, ausencia de maquillaje, muchos figurantes aficionados-, pero eso nunca ha bastado para lograr una obra de completa integridad ética, ni menos para eliminar las simplificaciones inaceptables que a veces apestan a los buenos relatos. La vida de Adèle se desenvuelve en esas disyuntivas: no es la gran película que supuso Cannes, pero es una cinta que merece ser vista y discutida.
La vie d'Adèle -Chapitres 1 et 2. Dirección: Abdellatif Kechiche. Con: Adèle Exarchopoulos, Léa Seydoux, Mona Walravens, Alma Jodorowsky. 179 minutos.