Vicente del Bosque deberá modificar su plan inicial de jugar con precauciones frente a Chile. Obligado a ganar y con goles, ahora piensa en la compañía del artillero en ataque. Al brasileño nacionalizado, a estas alturas, solo lo quieren en su Lagarto, su pueblo natal.
"Cuando llegamos vi de nuevo el partido, también el Chile-Australia y me quedé dormido. La tele se quedó puesta toda la noche", reconoció con impresionante honestidad Vicente del Bosque en rueda de prensa. Y no es que el ya veterano técnico de la selección española no tuviera interés en observar a sus próximos dos rivales (a los que tiene que ganar con holgura si quiere pasar de fase), sino que estaba muy cansado tras la humillante goleada sufrida ante Holanda y porque entiende, como entendemos todos, que deberá partir de cero, desandar lo andado, trastocar los planes y hacer una nueva estrategia para jugar contra la Roja. La nuestra, claro.
Cómo lograr más contundencia en ofensiva parece ser el dilema del bigotón, y las primeras señales que entrega son incluir a Pedro por la banda derecha, a Fábregas o a David Villa, para replicar la fórmula ofensiva del Atlético de Madrid.
El entrenamiento de ayer fue de búsqueda y el de hoy para rediseñar un dibujo que jamás contempló encarar con audacia a Chile, un rival que respetan demasiado y al que temen por su capacidad de ataque.
Lo de Diego Costa sigue siendo tema. Mientras el jugador y su entorno están encantados por la confianza que le brindó Del Bosque al incluirlo en la nómina pese a las lesiones sufridas en la final de la Liga y la Champions, su actuación frente a Holanda no fue satisfactoria. A eso hay que sumar el hecho de que en Salvador, cada vez que tomó la pelota, el público brasileño le brindó una sonora rechifla.
Hay solo un lugar en Brasil donde Diego Costa sigue siendo querido: Lagarto, la pequeña ciudad del Estado de Sergipe, donde sus amigos de infancia lo blindan de todo el rencor que generó su decisión de jugar por España.
Lagarto ha sido, por estos días, visitado por decenas de periodistas españoles que han narrado mil veces la historia de la serpiente que subió a la cama del pequeño Diego, cuando tenía apenas 15 días, y de la mordedura sin consecuencias que sufrió. O del accidente en bus a los 14 años donde sobrevivió de milagro mientras el amigo que iba a su lado falleció al instante.
En su pueblo lo quieren, y saben que Diego Costa jugará contra Chile, el partido más trascendente de su vida, porque los campeones vigentes necesitan goles, y muchos. Pero además para demostrar, en su patria natal, los papeles victoriosos que tanto le costó ganar en la Madre Patria.