Mi aproximación a estos dos conceptos fue hace muchos años. Cursaba educación básica y elegíamos presidente del consejo de curso, secretario y tesorero. El que ganaba dirigía el curso y el consejo por un año. El que perdía, si tenía ganas, volvería a insistir en el curso siguiente para transformarse de minoría en mayoría. Años después viví lo mismo en la educación media. La elección del centro de alumnos, sus candidatos y programas. Los que ganaban conducían, los que perdían esperaban una nueva oportunidad.
Saltándome de mi experiencia a la historia contemporánea de Chile, hubo presidentes que lograron mayorías absolutas, y otros, mayorías relativas. Arturo Alessandri, Gabriel González Videla, Carlos Ibáñez del Campo, Jorge Alessandri Rodríguez y Salvador Allende, lograron mayorías relativas e hicieron esfuerzos por cumplir el programa que le habían ofrecido al pueblo. Por otra parte, Pedro Aguirre Cerda, Juan Antonio Ríos y Eduardo Frei Montalva, obtuvieron mayorías absolutas y, en parte importante, durante sus mandatos, cumplieron su programa.
En ambos escenarios lo que definía la negociación y/o el acuerdo con la minoría era la correlación de fuerzas en el Parlamento. En el caso del Presidente Frei Montalva, obtuvo una mayoría absoluta en 1964 -con el 55% de los votos- y logró al año siguiente a través de su partido -Democracia Cristiana- una mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y una minoría en el Senado. No obstante, ese Presidente en esas circunstancias, con la oposición simultánea de la derecha y la izquierda, cumplió los aspectos más relevantes de su programa, como la reforma agraria, la ley de sindicalización campesina, y la nacionalización pactada del cobre, "sin matices". Aun más, sin matiz alguno sostuvo en su campaña presidencial aquella frase llena de convicción: "No cambiaré una coma de mi programa, ni por un millón de votos".
Después de la dictadura todos los presidentes han tenido mayoría absoluta, en primera o segunda vuelta, con diferentes resultados en la correlación de fuerzas parlamentarias. En el caso de los presidentes Aylwin, Frei y Lagos, obtuvieron Congresos mayoritarios a sus planteamientos, sin embargo la UDI y Jaime Guzmán, a través del binominal, los senadores designados y los supraquórum, obligaron a negociar y/o acordar el programa. En el caso de la primera administración de la Presidenta Bachelet, se obtuvieron las mayorías necesarias, pero por un corto período, además de la presencia inmovilizante de los supraquórum.
La historia contemporánea de Chile demuestra la regla de oro de la democracia. Los ciudadanos eligen entre opciones distintas, dándole la mayoría a algunas fuerzas políticas y dejando en minoría a otras fuerzas políticas. La mayoría que llega al poder lo hace para cumplir lo que le ofreció programáticamente a la ciudadanía. Y por su parte la minoría, por un lado fiscaliza y, por otro, trata que en la próxima elección se revierta el cuadro político, transformándose nuevamente en mayoría.
Frente a estos hechos ha surgido, por parte de la derecha en todas sus expresiones y de algunos "antiguos" concertacionistas, otra tesis u otra práctica política, que consiste en que la fuerza política que obtuvo la mayoría, para aplicar su programa, requiera del acuerdo y/o consenso de la minoría o una parte de ella. Esa es la política de los acuerdos o de los consensos. El Chile de hoy, que vivió 24 años esa política, por decisión soberana eligió una Presidenta y una coalición política, la Nueva Mayoría, que en su campaña de primarias internas, como en la primera y la segunda vuelta presidencial, postuló la vieja tradición democrática; es decir, la mayoría manda. Hay que recordar que la candidata Bachelet recorrió hasta el último rincón de Chile, pidiendo el voto para ella, pero también -lo más importante- solicitar el voto para sus parlamentarios, para lograr las mayorías necesarias a pesar de Guzmán y de la UDI, y cumplir su programa de reformas estructurales. Por lo anterior, resulta incomprensible el planteamiento de la derecha de transar el programa. En momentos en que el concepto de mayoría se relativiza y se le pretende inhibir, es bueno una vez más, recordar la historia de nuestro país.